Voy al fisio y me folla como terapia
Fecha: 06/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: kittysumise79, Fuente: TodoRelatos
... séptimo cielo.
—Me voy a correr —grité contra sus labios.
—Todavía no pequeña.
Tenía muchísimo aguante, mi útero se retorcía, tenía el clítoris inflamado por el roce y el cuerpo inundado de necesidad extrema.
—Por favor…
—Shhh —me silenció devorando mi lengua. Ya no podía más.
Me trasladó de nuevo a la camilla, me sentó en ella, puso las plantas de mis pies en la camilla, salió de mi interior, y me pidió que le tocara la polla mientras él me masturbaba con los dedos.
Era demasiado.
—No puedo.
—Si puedes, aguanta, aprieta la musculatura, ténsala.
Lo hice, constreñí los músculos de mi vagina hasta que no pude más.
—Me encanta tu coño abierto.
Las palabras rebotaron en mí y sin que pudiera evitarlo empecé a sacudirme, a correrme en su mano.
—Ahhhhh, ahhhhh
—Sigue, sigue, sigue…
Era tan intenso.
—No, me voy a mear….
—Hazlo, hazlo, ahora puedes…
Los dedos se movían con tanta rapidez que no pude negarme, me hice pis y él me penetró mientras me vaciaba, me folló vertiéndome sobre él, me agarró con fuerza y me penetró a lo bestia hasta estallar en mi interior.
Noté su semen mezclándose con mis jugos, me abrazó y se puso a besarme como un loco sobre el charco que se había formado. Lo apreté y él gimió sin dejar de enredar su lengua en la mía.
Minutos después se separó. Y me miró a los ojos. Me ofreció una sonrisa y fue repartiendo besos por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo.
—¿Qué haces? —pregunté.
—Seguir con tu ...
... terapia —masculló hundiendo su lengua en mi interior para rebañarme.
Ya no sentía ningún tipo de vergüenza.
Mis piernas envolvieron su cuello, mis manos tironearon de los mechones de pelo Su boca succionó mis labios inferiores, su lengua rebañó mi interior anegado en nuestros fluidos y sus dedos se dispusieron a frotarme el clítoris enloqueciéndome de nuevo.
Intenté apretar la musculatura todas las veces que pude, hasta que noté como el orgasmo volvía a mí, enroscándome en él hasta volver a explotar en su boca y darle de beber.
Caí desmadejada en la camilla.
Joan se puso en pie, con la cara empapada en mi corrida, se echó lubricante en la polla y llevó mi cuerpo hasta el final de la camilla para poner su glande en la entrada de mi culo y abrirse espacio poco a poco.
—Ah, ah… —protesté.
—¿Tu marido no te da por aquí? —negué—. Mejor para mí.
De un empujón seco entró en mi interior. El culo me ardió y noté como si me abrieran en dos.
—Ahhhh.
—Shhhh, el dolor dará paso al placer y tienes el culo tan jodidamente estrecho, me quiero correr en él…
Llevó mi propia mano a mi coño y me pidió que me tocara mientras él seguía penetrando si piedad.
No se equivocaba, el ardor comenzó a ceder. Mi clítoris inflamado pedía más.
—Eso es…
Joan escupió en mi coño y yo me puse a penetrarme mientras él dejaba caer su saliva en mí y no dejaba de perforar una y otra vez, una y otra vez.
Estaba loca de deseo.
—Azótate —me pidió—palmadas cortas sobre el ...