1. Una Buena Ocasión 4


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Incesto Autor: Trastornado, Fuente: TodoRelatos

    ... pero no le contesté.
    
    Estaba al final de la peli, y estaba interesante, y preferí ver como acababa. También sabía cómo acabaría Lucia esta noche, pensé frotándome el rabo lentamente.
    
    Lucia se miraba al espejo furiosa conmigo, y avergonzada de haber confesado, y ser rechazada.
    
    -Te vas a enterar, niñato-. Dijo metiéndose en la cama.
    
    Tape a Berta, tentado de devorarla al verla tumbada en el sofá, pero iba a por una presa nueva, y si quería caña, la tendría.
    
    Lucia se sacaba la tira de bolas chinas de su coñito, una a una, y las metía en su culo. Les daba pequeños estirones, y se frotaba el clítoris gozando. Tenía más juguetes, pero con este podía jugar sin ruidos de zumbidos, y oír cuando subiera a mi cuarto.
    
    Estando en las nubes con sus bolas cambiando de agujeros, y sus pezones maltratados por dos pinzas con una cadena que cogía con el dedo gordo de la mano, que frotaba su clítoris, y estiraba sus pezones a la vez, al ritmo de la paja. Oyó como subía, y paro sonriendo.
    
    Yo pasé por su puerta, pero seguí sin pararme a mi cuarto, algo me decía que podía estar esperándome.
    
    Y cuando Lucia vio que pasaba de largo de su cuarto, se empezó a frotar su botoncito furiosa, sacando una bola de cada agujero a la vez, empezando a gozar y gemir en la camiseta que tenía metida en la boca, muy enfadada conmigo.
    
    No tardo en correrse y sacar de golpe las bolas que le quedaban, tirando fuerte de la cadena en sus pezones, hasta que se le escaparon las pinzas, con ella ...
    ... resoplando y retorciéndose mientras se corría.
    
    Yo hacía tiempo leyendo un libro, y ya planeaba mi ataque a la hermanita mayor, que le iba la dominación más dura. Después de un par de horas me levanté y fui a por ella con una cuerda de escalada en la mano.
    
    -¡Hijo! ¿Dónde vas con eso?. - me preguntó asustada Ana, la madre, que iba somnolienta al baño.
    
    -No ¡jajaja! tranquila, la voy a dejar en la mochila, que si no me la olvidare.- le dije tranquilizándola. La verdad es que se debió de llevar un buen susto, supongo que pensó que me iba a ahorcar.
    
    -No me mientas, no son horas de preparar la mochila. -me insistió acercándose y quitándomela de las manos mientras me acercaba a su hombro cariñosa, la madre seca y fría, ahora transformada.
    
    -Que no, tranquila que es la verdad, no pienses locuras.- le dije pegándome más y abrazándole de la cintura.
    
    Era dos números más que Lucia, toda una jaca. Y mi cuerpo de adolescente, parecía más ridículo entre sus brazos y sus pechos. Pero mi polla daba la talla, y me empecé a empalmar.
    
    -¿De verdad? No me mientas, si quieres hablar, hablamos.- me dijo llevándome a mi habitación.
    
    Mi polla se resistía a empalmar tan rápido y delatarme, pero la señora estaba muy buena y quería hablar y darme cariño. Me sentó en la cama, y ella se sentó al lado abrazándome sin darse cuenta del medio empalme que tenía ya. Miraba su perfil en camisón, sin sujetador, con dos tetas como campanas, y dos pezones grandes y gruesos, con aréolas rosadas, y ...
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