La suegra acaba entregando su culito al yerno
Fecha: 12/12/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos
Cuando mi hija Laura y Borja, su marido, tuvieron su primer hijo, una niña, mi hija me pidió que me fuera una temporada a vivir con ellos. Una noche calurosa, mientras mi hija estaba de viaje, yo que llevaba casi un año separada sin sexo, me dejé querer por mi yerno. Fue el principio de una nueva vida. Hasta que regresó mi hija, follábamos a todas horas, en todos los rincones de la casa, toda la casa olía a sexo, a él. Encoñado como estaba, cada vez quería más.
Casualmente, mientras elegía lencería sexy para gustarle más, conocí a Carmina, la dueña del de una tienda de lencería con la que hice amistad y pasó a convertirse en una amiga intima con la que me inicié en las relaciones lésbicas y que también me asesoró en las técnicas de sexo anal que tanto me pedía mi yerno.
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Después de haber vivido una extraordinaria experiencia sexual con Carmina me levanté temprano como solía hacer. Entré a la ducha feliz. Recordando la noche anterior en la que me atreví a mantener sexo telefónico con Carmina y el dulce tono de su voz en mis oídos mi cuerpo se volvió a estimular y casi me dejé llevar. Sentía mi autoconfianza crecer por momentos. Si, era cierto que mi yerno me dominaba, pero era yo libremente la que estaba avanzando, rompiendo las barreras y los tabúes. Había tenido sexo con otra mujer y lo más extraño, lo había disfrutado tanto como lo hacía con un hombre. Consideraba que mi culito ya estaba listo para tener una sesión brutal con mi yerno que no se lo ...
... esperaría. Si jugaba bien mis cartas, pasaría de dominada por mi yerno a dominadora.
Fui a la cocina a preparar el desayuno a mi hija que apareció al escuchar ruido.
—¿Como lo pasaste anoche? —le pregunté interesada por saber el resultado de su primera salida en semanas.
—Muy bien. Me llevó a un restaurante precioso, tienes que ir un día.
—Y después, ¿al llegar? —me preocupaba su frialdad íntima con su marido.
—Se sorprendió al verme la ropa interior que me prestaste. Gracias. Necesitábamos reencontrarnos.
Beltrán apareció sonriente, esa cara no era solo de haber dormido bien. Parecía bien follado. Lo atendí como la abnegada suegra que está en casa de su hija ayudándola.
Aprovechando que ella se metió en la ducha, mi yerno se acercó a mi dormitorio.
—Regreso después de comer, he reservado sitio para cenar.
—Yo comeré con una amiga, luego nos vemos.
Beltrán, con un rictus serio me preguntó.
—¿No me estarás engañando? ¿Seguro que es una amiga?
Me alegró comprobar que se sentía celoso. ¿O era solamente que podía ver en riesgo perder lo que consideraba suyo?
—Qué curioso que digas tú lo de engañar —ironicé—. He quedado con una amiga, te lo prometo. Seguro que te gustaría.
Me besó apasionadamente, restregando sus manos por mi pecho. Mi cuerpo se activó cuando introdujo una mano por mi coñito y quiso masturbarme allí mismo. Conseguí separarlo.
—¡Estás loco Beltrán! Un día nos va a pillar mi hija.
—Quería quedarme con tu olor —respondió, ...