¿Qué eres mi qué? - Relatos Eróticos

¿Qué eres mi qué?

... él y colgué la bocina, volteé a ver al teniente, pero ya no estaba.

Cerré los ojos, “estupro”, no podía creer que la acusaran de eso, como le dije a Román, conmigo nunca se sobrepasó, los abrí, y suspirando, salí de la oficina del teniente, él se encontraba en el patio fumando, me acerqué para agradecerle, y antes de decir algo, me ofreció un cigarro, lo acepté y fumamos juntos, después me preguntó que como había ido la llamada, intenté mentirle, pero me puso una mano en el hombro, y me dijo que fuese lo que fuese, le contara, que se notaba que me había afectado, así que me solté, y le conté todo, me escuchó y cuando terminé, nos quedamos en silencio, estaba más tranquilo.

-Bueno cabo-, me dijo después de terminar su quinto cigarro, -para empezar, tomaste la llamada muy profesionalmente, y durante el interrogatorio, te comportaste como todo un soldado, para continuar, dices que por los proyectos, tú fuiste quien más acercamiento tuvo con ella, y nunca tuvo una actitud inapropiada contigo, siempre profesional y todo, así que aquí solo hay de dos sopas, o durante este tiempo, ella cambió, o un chico obsesionado con ella, dijo una mentira para presumir con sus amigos, alguien lo escuchó, y todo se salió de control, sea como sea, tú ya diste tu testimonio, ya depende de ellos ver si fue real, o fue una bola de nieve que baja de la montaña fuera de control-

Sus palabras me dejaron pensando, me mandó a mi barracón a descansar, y en el camino le fui dando vueltas, habían ...

... pasado 2 años, en ese tiempo, no creo que Érika hubiera cambiado su forma de ser, por otro lado, un chico que presumía, era la más viable, a esa edad, todos presumimos por y de todo, no podía hacer nada, así que a otro día, lo guardé en un rincón de mi cabeza, y me volví a concentrar en mis estudios, tiempo después, el teniente me encontró en el patio, y me dijo que la maestra había sido encontrada culpable, y sentenciada a 5 años, año y medio de prisión, y el resto tendría que ir a firmar cada semana.

Pasó el año que me restaba de internado, pero la situación de Érika nunca salió de mi cabeza, cuando por fin terminé, regresé a casa de mis papás ahí estaba Román, no había perdido la tradición de ir a cenar a mi casa, lo saludé como si nada, y con un abrazó familiar, me dieron la bienvenida, durante la cena, me contaron lo que ya sabía de Érika, el amigo de mi hermano dijo que el chico nunca cambió lo que dijo desde el principio, y por eso la habían sentenciado, yo solo asentí con la cabeza, pero no dije nada.

Durante la siguientes semanas, me dediqué a contactar a mis compañeros de la escuela, me encontré con ellos, y como no queriendo la cosa, sacaba a colación en la conversación la situación de Érika, y todos coincidimos en lo mismo, ella siempre fue recta, y nunca hubo indicios de que se quisiera sobrepasar con alguien, nadie habló mal de la maestra que nos sacaba de dudas con química aunque no nos diera clase, la que siempre nos aconsejaba, y la que a las chicas ...