1. ¿Qué eres mi qué?


    Fecha: 16/12/2024, Categorías: Incesto Autor: ProfaErika, Fuente: TodoRelatos

    ... contigo, y decírtelo todo, invitarte de nuevo a mi departamento, y que pasara lo que tuviera que pasar, pero me acobardé, esa noche elegí el vestido solo para sorprenderte a ti nada más, y en cierta medida, seducirte, al fin y al cabo, ya no podíamos considerarnos más como maestra/alumno, pero como dije, a la hora de la hora, me eché para atrás, y solo te di un abrazo al final de la fiesta, y un casto beso antes de despedirnos, yo pensé que probablemente, para siempre-
    
    En ese momento, como diría una canción, en mi pancita, revolotean maripositas de primavera, su confesión, fue bárbara, si, no lo niego, hacía tres años, no solo me atraía sexualmente, como a todos los chicos, sino que también me gustaba por su forma de ser, de actuar, de pensar, de expresarse, su risa, su sonrisa, sus ojos, todo en ella me gustaba, pero como ella misma dijo, aun siendo alumno, se vería raro, y además, hay una diferencia de edad entre nosotros de nueve años, la crítica sería más brutal para ella al ser mayor que yo, si fuera lo contrario, que yo fuera el mayor, no habría tanto problema.
    
    Pero ya habían pasado tres años, la diferencia de edad continuaría siempre, y a esas alturas, eso ya no me importaba tanto, y creo que a ella tampoco, además, a pesar del tiempo en prisión, Érika no había cambiado, siguió siendo tan bella como la recordaba, y a pesar de todavía traer el uniforme de reclusa, se notaba que su cuerpo seguía siendo tan atrayente, tanto, que mi amigo estaba en pie de guerra, y ...
    ... quería salir a saludarla. Como no dije nada, ella empezó a deshacer el abrazo, yo creo que pensando que me había incomodado, pero antes de que se separara por completo, me incliné, y pegué mis labios a los de ella, fue un beso fugaz, pero que decía lo que yo pensaba.
    
    Nos separamos, pero Érika sonreía, y solo con sus ojos me preguntó si estaba seguro de lo que podría pasar, yo solo asentí con la cabeza, ella suspiró, y se sentó en mi regazo, no a horcajadas, pero podía sentirla por completo, la abracé de la cintura, y ella lo hizo pasando sus manos por mis hombros, y entrelazándolas en mi cuello, y entonces, nos fundimos en un verdadero beso, no tierno, sino candente, con ansia, enredando nuestras lenguas en una danza mortal, mi sueño de hace tres años por fin se volvía real, y resolvía la duda que todos teníamos en ese tiempo, ¿la maestra Érika que tan bien besaría?, respuesta, no tenía comparación.
    
    Sin dejar de besarnos, fui trasladando una de mis manos por su torso, hasta llegar a sus tetas, Érika solo gimió al contacto, estaban duras, y por encima de la camisa, podía sentir sus pezones enhiestos, las sobé por encima de la tela, nuestras respiraciones poco a poco se iban acelerando, ella me soltó, y con una mano fue desabrochando uno a uno los botones de mi camisa, hasta que dejó mi pecho al descubierto, por el cual pasó sus uñas, erizándome por completo, tuve que soltarla para quitármela, y quedar desnudo de cintura para arriba, a estas alturas, ya era obvio que ella ...
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