¿Qué eres mi qué? - Relatos Eróticos

¿Qué eres mi qué?

... que a ti te tocó, me mandó llamar a su oficina, cuando llegué, él no estaba solo, también se encontraban Carlos con sus papás, dos abogados, y el equipo jurídico del plantel, y antes de que nadie hablara, la madre me reclamó, que como era posible que me metiera con su hijo, que él era un menor de edad y yo me comportaba como una puta, así fueron sus palabras, le pedí a Aldo que se explicara, y me dijo, que Carlos aseguraba que entre él y yo habían pasado cosas sexuales, no solo una vez, si no que varias, sus papás me estaban denunciando por estupro-

-¿Qué hiciste?-, le dije tomándome el atrevimiento de abrazarla porque sus ojos se habían llenado de lágrimas.

-¿Qué podía hacer?-, me susurró, -yo le pedí a Carlos que aclarara las cosas y dijera la verdad, pero él no dijo nada, solo bajó la cabeza, y entonces Aldo me dijo que la escuela no podía darse el lujo de estar involucrada en ese tipo de escándalos, que entonces, me despedía, el equipo jurídico me dijo que si no quería tener a mis espaldas una demanda por la escuela, que no peleara nada, y entonces, un par de policías entraron, y me arrestaron, los abogados de los papás de Carlos ya iban con orden de aprensión y todo, incluso en los careos, le pedí a Carlos que dijera la verdad, él no cedió, hasta que me presentaron una grabación donde el hijo de puta describía con lujo de detalle los encuentros que habíamos tenido, obviamente ninguno era real, él nunca entró a mi departamento, tú fuiste el único que tuvo ese ...

... privilegio, dijo que varias veces lo habíamos hecho en mi casa, en moteles, y que también en la escuela, en el baño de maestras, en las bodegas, y en los salones del fondo que están sin usar, en fin, todos fantasías sexuales de un púbero calenturiento, pero te juro que nunca hice nada con él, ni con ningún otro alumno-

-Yo te creo-, la abracé más fuerte porque se había puesto a llorar, -yo te creo, y Claudia también, igual que Leticia, a mí no tienes que jurarme nada, porque yo te conocí, y sí, como dices, fui el único que se encontró a solas contigo en tu departamento, de haber querido sobrepasarte conmigo, esas eran buenas ocasiones-

Nos quedamos ahí abrazándonos, ella llorando, y yo recordando todas las veces que dediqué orgasmos a ella, imaginando que era Érika quien me los daba, estuvimos así por unos diez minutos, luego ella se calmó, pero no deshizo el abrazo, podía sentir como sus duras tetas se clavaban en mi torso, y eso hizo que cierto amigo quisiera salir a saludar.

-¿Te confieso algo?-, rompió el silencio con esa pregunta.

-Adelante-, fue lo único que pude susurrar.

-Desde que te conocí, empecé a sentir cosas por ti-, me expresó, -pero cuando se intensificaron mis sentimientos, fue cuando nos presentaron, y empezamos a pasar tiempo juntos, pero no quería que fuera raro, tú eras menor de edad, y precisamente, estaba cuidándome de que no sucedieran las cosas que pasaron con Carlos, pero siempre me gustaste, incluso, la noche de la graduación quise hablar ...