El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51 - Relatos Eróticos

El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51

... pinzas de cocodrilo, abriendo una, la llevo hasta el pezón derecho de su hija y encerró el botón entre alaridos de la niña que dió saltitos sintiendo a la vez como los consoladores la horadaban su interior produciendo un dolor y ardor terrible. Cuando se detuvo, llorando, gimiendo, su madre la atenazó el otro pezón. De las tetas de la niña salieron unas gotitas de sangre, pero poco más, y no se deslizaron por las tetas redondas, por lo que fue poco el daño.

-Y tu , cielito - Dijo Javier cogiendo la bolsa y mirando a Elsa - Llevaras esto en tu culo.

Del interior de la bolsa sacó unas bolas chinas, todas de un tamaño algo más pequeño que una pelota de ping-pong- había tres, y al final, una anillita. Situándose detrás de su hija, Javier metió una a una las bolas en el culo de Elsa que gimió cerrando los ojos y apretando fuerte los deditos de sus pies, algo que satisfizo a Javier y una de las putas, que los señaló divertida.

-Oh… y tambien esto,

Y sacando de la bolsa otra cadena como la que habían puesto a Silvia, Javier, le colocó las pinzas cocodrilo a Elsa que gimió pero sin chillar ni llorar.

-Ahora si. - dijo uno de los invitados - Ahora si podemos cenar ya.

La cena estaba lista en la cocina. Puri había dado a Elsa instrucciones precisas de que sacar a cada momento.

Los comensales se situaron en la mesa según les indicó Javier. Puri y las tres mujeres se descalzaron dejando sus tacones en un lado de la entrada, y el perro fue llevado a la despensa junto ...

... a Bill, que le recibió ladrando y moviendo la cola. Dentro, los animales tenían comida y agua para ellos.

INVITADO

PUTA LUIS

INVITADO PUTA

JAVIER INVITADO

INVITADO PURI

PUTA INVITADO

Las dos niñas observaban como se sentaba cada comensal en su sitio.

-Podéis empezar. Silvia, te quiero debajo de la mesa ya, y tu, zorra. - dijo Puri sonriendo a Elsa - trae el aperitivo.

Cogiendo aire, Silvia y Elsa se dieron un beso en los labios, todos sonrieron y se relamieron. Ambas chiquillas se sonrieron, se murmuraron “te amo” y cada una hizo lo que le mandaron. Silvia, tras ponerse a cuatro patas, fue despacio hasta debajo de la mesa, notando como esos dos falos que tenía dentro volvían a vibrar y Elsa, fue hasta la cocina, para traer las dos primeras bandejas con los aperitivos.

Debajo de la mesa Silvia veía los pies de todos. Las putas tenían la piernas abiertas y habían subido sus faldas y efectivamente ninguna traía bragas. Silvia se fijó en que su madre tampoco. De rodillas, bajo la mesa, esperó a que la pidieran, ordenan algo. desde donde estaba, vió los pies descalzos de Elsa, los preciosos pies descalzos de su amada, acercarse a la mesa y dejar el aperitivo.

Las bandejas que iba trayendo Elsa eran embutidos, canapés, salsas variadas y encurtidos. En la mesa, las botellas de vino abiertas esperaban a ser servidas, a una orden, la chiquilla empezó a servirlos. Por fin, con todos los aperitivos servidos. Los presentes brindaron, bebieron un trago, y ...