El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51 - Relatos Eróticos

El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51

... los labios, encogiendo los dedos de los pies, Elsa, aguantó mientras notaba como la puta de al lado, encendía también un cigarro y empezaba a usar igualmente sus pies como cenicero. Sollozando cuando notaba las brasas en sus suaves plantas, Elsa, sport sin quejarse y excitada, que sus pies fueran usados como ceniceros hasta apagar en ellos las brasas de los pitillos dejando marcadas perfectamente en sus delicadas plantas las puntas incandescentes..

Pasadas dos horas, la cena había acabado y estaban todos en el salón.

Los invitados, todos, y los padres, sentados en sofás y sillones; las mujeres, las cuatro, desnudas, también sentadas. Las dos niñas, de pie, tan desnudas como al principio, con todo lo ocurrido en la cena tan presente que temblaban solo de pensarlo, pensando en lo que les aguardaba, algo terrible, les habían vaticinado sus padres,algo que de nuevo, no olvidarán jamás.

El suplicio había seguido tras ser usada Elsa como cenicero varias veces por todos lso comensales. Tras haber comido el coño de la puta con menstruación hasta que se corrió en su boca, Silvia, se lo comió a Elsa, tragándose las guindillas y después de lamerle los pies a Elsa tras ser usada por segunda vez como cenicero, viendo aterrada als marcas de lso cigarros en la plantas de los preciosos piececitos de la niña, fue a lamer los de todas las putas y de su madre de nuevo mientras Elsa se iba sentando sobre cada hombre, uno a uno, con sus pantalones bajados, y era follada a la vez que ...

... tiraban de las cadenas de sus pechos. Entre violación y violación, Silvia paraba su lamida de pies y le comia el coño a Elsa para tragarse la corrida de los hombres y la de Elsa, que no podia evitar estar receptiva y jadeando como una perra en cada momento, gozando extasiada a pesar de todo.

Con el primer plato servido, Silvia pasó a chupar las pollas de los hombres, duras de nuevo, apestosas algunas, enormes todas, y recibió corridas y orina en su boca de cada uno mientras Elsa era de nuevo torturada con cigarros, esta vez en sus pechos, de rodillas entre los fumadores, dejando marcas en sus pequeñas tetas que dolían y ardian. Sin poder evitar llorar, ni correrse, ni siquiera cuando notó como uno lo apaga con saña en la rajita de su coño, haciéndola chillar, Elsa, volvió a gritar poco después de nuevo justo cuando una de las putas la volvió a sentar ante ella sobre la mesa y le echó un chorro de colonia en el coño bien abierto, donde acababan de apagar el cigarro y la quemadura aún estaba caliente. La niña volvió a retorcerse apretando los ojos fuertemente y deslizando un torrente de lágrimas. Nada de placer, nada, ni con las pastillas, hoy, nada. Y eso la aterraba, sobre todo porque si ella estaba así, ¿cómo no estaría su amada?.

Mientras Silvia lamia pollas, sus consoladores pasaron al nivel dos, provocando un espasmo que la hizo gemir de placer sin desearlo y correrse, algo que ya le había sucedido varias veces a pesar de no estar gozando con nada, pero era inevitable, ...