El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51 - Relatos Eróticos

El tormento de Elsa (revisado) 49 a 51

... empezaron a comer. Sonriendo, una de las putas cogió algo de la mesa, y llamó a Elsa, comenzaba la fiesta.

Elsa se acercó a la chica, la cual apartó su plato de delante de ella y separándose ligeramente de la mesa, ordenó a Elsa sentarse encima de la misma mirándola, obediente, Elsa, hizo lo que le pidió. La puta, sonriendo, empezó a acariciar con una mano el pubis de Elsa y su coño, metiendo los dedos y acariciando su interior, sonriendo, viendo a la niña morderse los labios, gemir, excitada por el juego y por las bolas de dentro de su culo.

-Ahora llevaras esto dentro hasta que te digamos - dijo la puta.

Sin decir nada más, con la otra mano, metió dentro del coño de Elsa cuatro guindillas picantes encurtidas en vinagre que había cogido. El grito y los espasmos de Elsa, que saltó de la mesa hacia adelante llevándose la mano a la entrepierna que le ardía hicieron reír a todos.

-Si los sacas te graparé el coño con un bote entero dentro. - dijo Su padre mirándola.

Elsa, llorando, notando el coño arder, se irguió todo lo que pudo y, arrastrando los pies, asintiendo,volvió a la mesa, donde la puta, y se sentó donde estaba antes

-Bien, bien, zorra - dijo la mujer sonriendo. -Aún no he acabado contigo…

Cogiendo de la mesa un bote que parecía una aceitera, vertió un poco dentro del coño de Elsa y en su clítoris, haciéndola soltar un alarido mayor que el anterior.

-Tabasco. -dijo sonriendo.

Elsa se bajó y se tiró al suelo hecha un ovillo agarrándose el ...

... coño que ardía más que cuando se lo azotan.

-Dueleeee….

Silvia miraba aterrada a su amada, los presentes reían. Javier se acercó a su hija tras levantarse y la cogió del pelo obligándola a levantarse.

-Quieta, de pie, firme, aquí, y espera a recibir más órdenes puta.

Y la abofeteó la cara.

Llorando, Elsa, con las piernas apretadas, el coño hirviendo, obedeció.

Una de las putas metió la mano por debajo de la mesa y chasqueó los dedos, Silvia, suspirando, notando los consoladores vibrar dentro de ella, se acercó a gatas, asomó la cabeza por entre las piernas de la mujer y la miró.

-Comeme el coño, zorra.

Silvia, asintiendo, metió la cabeza entre las piernas de la mujer y empezó a hacer lo que la ordenaban, al momento, la apartó con repugnancia y la boca manchada de sangre, aquella puta tenía el periodo.

-No te he dicho que pares. -dijo la puta dando una patada por debajo y acertando en la teta de Silvia, que gimió - Comemelo y déjalo bien limpio.

Y asqueada, gimiendo, Silvia, obedeció, empezando a lamer ese coño con sangre y aguantando las ganas de vomitar mientras uno de los invitados, sonriendo, requería la presencia de Elsa mientras se encendia un cigarro.

-Necesito un cenicero, zorra. Túmbate en el suelo con las piernas dobladas en ángulo de 90 y las plantas de los pies bien quietas.

Asintiendo, Elsa ocupó la posición indicada y pocos segundos después empezó a notar el calor de la brasa del cigarro en la planta de su pie derecho. Mordiéndose ...