La mojigata
Fecha: 30/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Abraxas Dom, Fuente: CuentoRelatos
... dirigió a su sexo. Me daba indicaciones entre pequeños gemidos ¡Así! ¡Más fuerte! e iba ordenándome cómo hacerlo hasta que empezó a tener espasmos de orgasmo, seguí chupándola mientras se retorcía.
Me puse entre sus piernas y la penetré sin ningún esfuerzo, estaba inundada, caliente y empecé a bombearla cada vez más rápido y no tardó en volver a ponerse en su punto, con sus talones empujaba mis nalgas marcando el ritmo cada vez mas rápido y terminamos en un orgasmo simultáneo que terminó de inundar su coño.
Pero aún no estaba satisfecha, nada de la paz que embarga a otras mujeres, seguía empujando con los talones exigiendo que continuara.
Y seguí, a mis 19 años y con esa calentura que teníamos, eso no era problema. Cuando sintió que podía seguir, cambio de posición poniéndose en cuatro patas. A esas alturas cada embestida, cada bombeo se escuchaba un chapoteo, puso su cara en el colchón para dejarme más expuesto el coño y yo parado a la orilla de la cama abrí sus nalgas y podía ver mi verga chorreante que entraba y salía y el rosado anillo de su culo. Mordía la colcha, gemía y me pedía más y más. Volvió a terminar en un orgasmo prolongado.
Enseguida me tiró en la cama y se montó sobre mí y siguió moviéndose. A esas alturas yo ya no sentía la verga, tenía que enderezarme y bajo sus nalgas me la tocaba para saber si seguía erecta mientras ella continuaba con su movimiento de caderas.
Yo intentaba terminar pero no podía, no sentía, estaba congestionado, tumefacto. ...
... Se acostó de espaldas en la cama y puse una almohada bajo sus caderas levanté sus piernas y al ver que era bastante flexible se las doblé como en posición de loto de yoga y las oprimí contra su pecho y la penetré hasta el fondo, empecé a bombearla cada vez más rápido y el ruido del chapoteo se intensifico, no sentía la verga pero podía sentir los calientes hilos viscosos que corrían por mis pierna y se puso más frenética mientras me gritaba: ¡Préñame! ¡Préñame!, ¡Hazme lo que el imbécil de mi marido no puede!! Mientras se venía con otro orgasmo trepidante.
Me levanté para ir al baño a tratar de orinar, no pude, la congestión apenas me permitió algunas gotas. Cuando regresé a la habitación, al ver que seguía con la erección se me arrojo a mamármela, pero yo traía otra cosa en mente. Necesitaba urgentemente terminar, ya tenía una punzada de dolor justo bajo los testículos.
La puse en cuatro patas sobre la cama, me arrodillé tras ella y mojé mi verga en su coño con unas cuantas embestidas que recibió con gemidos de placer. Con una mano presioné su espalda para pegar su cara a la cama y dejó a mí merced el anillo rosado de su culo y apunté a él.
¡No! ¡No! ¡Por ahí no! Empezó a gritar, mientras yo trataba infructuosamente de clavarla. Trató de escapar hacia adelante pero no llegó muy lejos, su cara se estrelló contra la cabecera de la cama y empezó a mover el culo de un lado a otro para que no la penetrara.
Vi mi pantalón en el buró junto a la cama y lo tomé, le quité ...