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La mojigata
Fecha: 30/12/2024, Categorías: Hetero Autor: Abraxas Dom, Fuente: CuentoRelatos
... el cinto, lo doblé. Me eché hacia atrás y le di un cintarazo con todas mis fuerzas en las nalgas. Sonó como un disparo. ¡¡Quieres que te coja como el santurrón de tu marido o como la puta que eres!! Le grité. Se quedo quieta, y puse mi verga en la puerta de su culo y comencé a empujar. Me veía de lado, con la cara contra la cabecera. Los ojos muy abiertos de sorpresa y miedo. Apretaba el culo para que no pudiera meterla, pero estaba quieta. Tome mi verga por la base con la mano y empecé a presionar con el peso de mi cuerpo, hasta que cedió. ¡Virgen santa! ¡Perdóname señor! gritaba. No tuve piedad. Se la deje ir a fondo lentamente mientras ella pujaba y jadeaba. Mientras bombeaba lentamente los pujidos se fueron convirtiendo paulatinamente en gemidos, aumenté el ritmo y terminé con una explosión aliviadora. Me derrumbé sobre ella aún enchufado y sentí cómo iba perdiendo la erección dentro de su culo. Se volteó y empezó a besarme suavemente la cara y así nos quedamos dormidos. De pronto ...
... escuche un ruido en la puerta de acceso. Pegué un salto de la cama y me asomé por la ventana pero no logre ver a nadie. Ya había amanecido. ¡Puta madre el santurrón!- Pensé. Empecé a vestirme rápidamente pensando que ya estaba dentro de la casa, pero ella -Que también había despertado con el ruido- me jaló de un brazo gritándome ¡No te vayas! ¡Quédate! Entré en pánico, bajé a medio vestir dispuesto a huir y pasar sobre el marido. Mientras ella seguía tratando de detenerme. Falsa alarma, el marido no estaba, pero el pánico que sentía seguía ahí. Salí a la calle, logre zafarme de ella con un tirón y caminé rápidamente. Unos metros adelante voltee a mirar y estaba ahí desnuda, parada en la acera mientras musitaba -No te vayas, no te vayas- Y podía ver los discretos movimientos de las cortinas en las casas vecinas. No regresé al curso, no la volví a ver hasta muchos años después fortuitamente. Pocas noches de tanto sexo como ese en mi vida. Pero a esa loca mojigata no quería volverla a ver jamás.