1. Confesiones del pasado y de siempre


    Fecha: 02/01/2025, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Voyerismo Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... tocarme, yo muchas veces le digo en broma (—No tengo ganas, vete con la cría—), y él solía acabar haciéndose una paja y a dormir, jaja. Pero una de las últimas veces que se lo dije, vi que se levantaba de la cama y se fue a la habitación de la niña.
    
    —Claro, acabó haciéndote caso. Estaría cansado ya de que tú nunca quisieras.
    
    —Sí, lo entiendo, pero nunca esperaría que de verdad se fuera con nuestra hija, así que me quedé muy sorprendida, por lo que después de un rato, me levanté y fui a mirar que hacía y al asomarme a la puerta me encontré a mi hija chupándole la polla a su padre. Me quedé paralizada sin saber qué hacer, pero la cría se la chupaba con tanta soltura que seguro que no era la primera vez que se lo hacía y yo me preguntaba que desde cuando estaría pasando eso, aunque luego acabé dándome cuenta de lo que hacía muchas noches, cuando se levantaba de la cama y tardaba un rato en volver. Él me decía que no podía dormir, pero ya veis en lo que pasaba el tiempo.
    
    —O sea, que tú marido se estaba follando a la niña y tú sin enterarte.
    
    —Pues sí, estaba bastante desconcertada, pero está claro que las mujeres siempre tenemos que estar disponibles para los hombres y que ellos prefieren que estemos descansadas para la cama a que estén las tareas de la casa hechas.
    
    —Sí, tienes razón. Mira, yo sé también por experiencia propia que cuando nosotras no nos abrimos de piernas para nuestros maridos, ellos no se van a conformar, como tú decías, con una paja y ya está. ...
    ... Van a buscarlo en otro sitio, en casa o fuera, pero también creo que tú nena algo haría también para que eso pasara. Vamos, que cuando tú marido empezaba a meterla mano, ella no iba a ti quejándose de ello.
    
    —No, que va, ella tan contenta porque ya le estaba haciendo disfrutar.
    
    —Es que nosotras también desde que nacemos, tenemos la necesidad de gustar, de ser admiradas y deseadas, necesitamos las caricias, los besos, el contacto cercano y sentirnos queridas. Nos exhibimos para atraer las miradas de los hombres, competimos entre nosotras por ser sus favoritas. Fíjate en las nenas con apenas 12 años, como van vestidas, como comentabais antes, con esos pantaloncitos cortitos enseñando el culo ¿para gustar a quién? ¿A los chicos de su edad….? Si esos casi ni las miran y quienes parece que se las comen con los ojos son los hombres adultos —les dije yo.
    
    —Eso es verdad, Vero, y a muchas nos pasaba de niñas, que nos gustaba enseñar las bragas con picardía, dentro de nuestra inocencia. Pero a pesar de todo eso, parece como si los hombres tuvieran un deseo sexual más fuerte que el nuestro. Nosotras no buscamos a los hombres como ellos nos buscan a nosotras.
    
    A lo que yo respondí:
    
    —Lo que no somos es tan descaradas como ellos, buscándolo, pero yo creo que tenemos el mismo deseo, porque cuando nos la meten, nos gusta igual que a ellos ¿o no? Lo que pasa es que lo hacemos de otra manera, esperando que ellos tomen la iniciativa. Eso es algo cultural, porque hemos sido educadas ...
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