Mi odiosa hermanastra II (17)
Fecha: 08/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos
... Amalia y las chicas. A pesar de que me iba con el récord de haberme acostado con las cuatro, la cual era una proeza que pocos hombres podrían igualar, no fue eso lo que ocupó mi mente. Ahora que me percataba de que toda esa historia quedaría pronto atrás, sentía tristeza.
Me percaté de que las quería de manera genuina. No solo era la atracción física. Abril con su misticismo y su sensibilidad para captar cosas que a otros se les escapaba, y sobre todo, por su generosidad para con un hermanastro que en lo único que pensaba era en dónde enterrar su verga; Aurora con su inocencia casi infantil, su gracia, su espontaneidad y su ternura; Amalia por su dulzura, que ahora comprendía que no era que cubría su latente lujuria, sino que la complementaba; y también Samara, con sus explosiones de locura, su actitud insoportable y su sensualidad salvaje, y esa calidez que había podido ver pocas veces y que, comprendí, solo se la mostraba a un puñado de personas. A todas las quería, pero no solo de manera individual. Las amaba en conjunto.
Esa noche dormí solo. Lamenté que la visita de Abril no se extendiera, pero entendí que con las cosas tan alborotadas como estaban no tenía ganas de llamar la atención. De todas formas apenas pude conciliar el sueño por un par de horas. Por la mañana papá me llamó. Me dijo que había conseguido un hotel para los dos y que ya estaba hablando con los inquilinos de nuestra casa para suspender el contrato. Me preguntó cómo estaba mi cuello. Le dije que ...
... bien, que ya ni siquiera tenía marcas.
—Todo por culpa de esa forra que me dijo que se acostó con vos —dijo él, lo que era lo más cercano a una disculpa que conseguiría de su parte—. No sé cómo pude creerle —agregó después, soltando una risita nerviosa.
Me indigné al sentirme subestimado por él, como tantas otras veces. Pero me reconfortó saber que en realidad estaba equivocado. Me había cogido a su mujer, y él era demasiado creído para aceptarlo. Mejor para mí. me quedaba con ese recuerdo inolvidable y no tendría ningún castigo por ello.
Así que puse todo lo que pude en unos bolsos y valijas. Las chicas me ayudaron, con un triste silencio como música de fondo. Luego habría que buscar los muebles y otras cosas, pero de seguro papá enviaría a alguien por ellos.
—Te vamos a extrañar —dijo Aurora, dándome un abrazo, cuando ya estaba con todos los bolsos en la puerta de salida, listo para irme.
Por suerte había sobrellevado la crisis lo mejor que pudo. Había estado muy preocupado por ella, pero Abril la había contenido, y ella misma se había negado a recibir información de lo que pasaba hasta que estuviera tranquila. Sentí sus senos apretándose en mi cuerpo y comprendí, con melancolía, que sería la última vez que los sentiría. No se me escapó que se había tomado la libertad de hablar por todas. “Te vamos a extrañar”, había dicho. Quizás lo dijo sabiendo que no todas me dirían una frase como esa, pero que aún así lo sentían.
—Por fin nos deshacemos de vos —dijo ...