Mi odiosa hermanastra II (17)
Fecha: 08/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos
... Samara.
Pero al decirlo estaba sonriendo, y no era una sonrisa irónica ni maléfica. Ni siquiera Aurora creyó que lo decía en serio. Aunque supongo que tampoco era algo que estaba exento de verdad. Todo se había puesto muy complicado desde que aparecí en esa casa. Mi odiosa hermanastra me dio un beso seco y una palmada en el hombro. Luego, como percatándose de que esa frialdad la afectaba tanto como a mí, me abrazó.
Amalia también estaba en la despedida. Noté que la tensión con su hija había disminuido considerablemente. Supuse, o más bien deseé, que mi antigua profesora y ahora exmadrastra cargase toda la culpa, o al menos la mayoría de ella, en mi padre, y no en Samara.
—Perdón por lo de ayer —me dijo—. Perdón por todo.
Me dio un tierno beso en la mejilla. Agradecí que no me abrazara, pues probablemente tendría una erección si hacía contacto con esos senos. Ya sentir el cuerpo de Samara me había hecho subir la temperatura. Además, el beso en sí mismo era lo suficientemente enternecedor como para no necesitar ningún otro gesto que lo complementara.
—No tengo nada que perdonar. Al contrario, gracias por tratarme tan bien estos meses —contesté, con total sinceridad.
No sabía cómo había sido la conversación con papá, pero imaginaba que, después de que él terminara confesando su traición, ella, furiosa, le dijo algo así como “Yo también me cogí a tu hijo. Y sabés qué, lo hace mejor que vos”. Pero lo importante era que lo que había sucedido en el baño había ...
... quedado en secreto. Bueno, no tan en secreto, porque suponía que por lo menos había una persona que sospechaba que lo que había dicho Amalia en ese momento de furia no era un engaño, sino una brutal sinceridad.
Vi a Abril. Se había quedado atrás, como pretendiendo a propósito quedar para lo último. Dio unos pasos adelante. La agarré de la cintura y la atraje hacia mí.
—Ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias —le dije.
Samara balbuceó algo, burlándose de lo cursi que estaba siendo. Pero Aurora la hizo callar enseguida.
—Nos conocimos en las circunstancias que nos teníamos que conocer —respondió Abril.
Me abrazó. Fue el abrazo más largo de todos. Una vez más sentí, con tristeza, que si la hubiera conocido de otra forma, sin las otras mujeres de su familia en el medio, hubiéramos tenido un romance más normal. Hasta podría ser mi novia. Pero supongo que ella tenía razón. Nos conocimos de la manera en que nos teníamos que conocer. Abril ahora sabía mis defectos, mi debilidad por las mujeres hermosas, y aún así parecía quererme. Era demasiado buena como para detestarme.
Me ayudaron a llevar las cosas al auto y me despedí por última vez, agitando la mano dentro del vehículo.
………
Era un día hermoso. La plaza estaba repleta de gente. Había una feria de comidas regionales, con decenas de puestos que se extendían a lo largo de los cuatros lados de la plaza.
—¿Quieren comprar algo? —preguntó Aurora.
—Nah, ¿y dónde nos metemos los sanguchitos que ...