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Amor inesperado de una mujer casada 3
Fecha: 13/01/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos
Me desperté sobresaltada al ver tanta claridad en el pasillo. Vi el reloj y era media mañana. Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien y me acordé de lo relajada que me había dejado Carmen al venir a darme su beso de buenas noches tan especial. Enseguida recibí un mensaje de ella en el que me preguntaba si estaba bien. Ella estaba en el supermercado y al no verme se había preocupado. Por la hora que era se ofreció a subirme lo que necesitara y acepté el favor. - Hola, corazón β me dijo al abrirle la puerta β Te traje lo que me pediste. - Gracias β le hice un gesto con la mano para que pasara β Siento haberme quedado dormida. - Necesitabas descansar β al pasar por mi lado me besó los labios β Te dejo esto en la cocina? - Si, por favor β la seguí hasta la cocina. Me gustaba mirarla mientras iba detrás de ella. Llevaba una falda verde que le quedaba muy bien. La prenda ondulaba al caminar y me sorprendí mirando ese vaivén de sus caderas. Mientras vaciaba el contenido de la bolsa me acerqué a ella y me pegué a su espalda. - Te queda muy bien esta falda β besé su cuello. - Ah, si? β inclinó su cabeza para ofrecérmelo β Me alegra que te guste. Me parecía increíble lo que me hacía sentir esa mujer y llevando mi mano a sus nalgas se las acaricié. - Tienes que irte? β le pregunté al oído. - Mi marido salió por la mañana y hasta la hora de comer no vuelve. Por qué? - No te muevas. Me arrodillé detrás suyo y levantando la falda me metí ...
... debajo. Cada vez me gustaba mas acariciarle las nalgas. Eran suaves, redonditas y me gustaba apretarlas con las manos. Le di muchos besos en ellas y la escuchaba suspirar cuando posaba mis labios en su tierna piel. Pasé la lengua por ellas y se le ponía la piel erizada. No tardé en bajarle las bragas y cuando lo hice abrió las piernas. Su fragancia íntima era embriagadora y antes de lamerla acerqué mi nariz para olerla. Estar tapada por la falda me ayudaba a no tener tanta vergüenza y olí su coño un rato. Parecía una perrita olfateando un alimento antes de comerlo. A Carmen parecía gustarle lo que le hacía porque abrió mucho las piernas. La curiosidad me llevó a explorar sus olores. Acerqué mi nariz a sus ingles, a sus muslos, a su coño, sus nalgas. Sin saber por qué, olí la unión de éstas y eran tantas las sensaciones que, nerviosa, las separé y acerqué mi cara para oler lo mas intimo de su ser. Su ano. Reconozco que primero lo hice tímidamente, despacio, sin saber lo que me iba a encontrar. Para mí sorpresa, el olor de su agujerito no era desagradable sino todo lo contrario, lo que me llevó a olerlo con más confianza. No era capaz de entender que me estaba excitando hacerlo. Siempre había sido para mí algo sucio todo lo relacionado con el ano y en cambio le estaba oliendo el culo a una mujer y mi vagina reaccionaba asombrosamente. Recordé lo mucho que me había gustado cuando ella había lamido el mío. Tenía que hacerlo, con Carmen quería descubrir todo. Acerqué mis ...