Mi hija en Omegle (19)
Fecha: 19/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: DaddyBabygirl, Fuente: TodoRelatos
... alto.
—¿Quieres explicármelo, princesa? —pregunté por fin.
Ella sabía que me refería a lo que tenía escrito en su pubis, lo que se había escrito después de enviarle los vídeos a su amo, lo que había intentado ocultarle a su padre dejándose las braguitas puestas.
—Papá…
—¿Prohibido usar condón?
—Papá… es que…
—Por favor, dime que al menos usasteis condón.
Negó con la cabeza mientras los enormes ojos se le anegaban de lágrimas. Me destrozaba ver a mi niña temblando de esa manera, se veía más frágil que nunca. Le apreté los muslos posesivamente.
—Respóndeme, usa la boca de una vez —gruñí, clavando mis dedos en su delicada carne, impidiendo que alejara un centímetro de mi cara las palabras que había escritas sobre su coño—. Necesito saber si se ha corrido dentro de ti. Cariño, dímelo. Es importante.
—No… yo…
—¿Abusó de ti?
—Papá… no hice nada —confesó llorando desconsolada, mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano.
—¿Entonces? ¿Esto? —Me quedé mirando las palabras escritas sobre su aparentemente virginal coño, no las tenía todas conmigo—. ¿Por qué te has escrito esto si no pretendías hacerlo a pelo?
—Papi…
Gimoteaba sin saber qué responderme. Había apoyado las manos en mis hombros como si pidiera permiso para abrazarme. En ese momento no me apetecían sus abrazos, no quería ablandarme. Puse mi mano en la cara interior de su muslo y la obligué a separar un poco las piernas.
—Princesa, necesito asegurarme de que me dices ...
... la verdad —informé, para acto seguido deslizar un dedo adentro de ella—. Espero que entiendas por qué papi te está haciendo esto. ¿Lo entiendes?
Las rodillas le fallaron al recibir mi dedo tan de improvisto. Estaba tan extasiada por la inesperada intromisión, que me clavó un poco las uñas doblándose hacia adelante hasta pegar su cabeza a la mía. Hay pocas cosas más morbosas que masturbar a tu propia hija mientras ella apoya su frente contra la tuya. Esa mirada, mezcla entre placer y confusión, que te dedica mientras trata de procesar el hecho de que tiene tus dedos, los tuyos, hurgando tan adentro de ella.
—¿Entiendes por qué te estoy haciendo esto? —insistí, con mis dedos entrando y saliendo de mi niña, quien ahora abría las piernas para facilitarme el acceso—. Princesa, espero que sepas que es por tu bien y que seas capaz de perdonarme. ¿Podrás perdonar a papi?
—Papá… papi… ¿qué haces…? —se quejaba jadeando sin ningún pudor—. N-no… por favor… ¿qué hacessss? Para…
Entonces me detuve, más por frustrarle el orgasmo que porque ella me lo pidiera. La miré como si me arrepintiera de lo que estaba haciéndole y besé su mano derecha apoyada sobre mi hombro. Por su expresión supe que estaba quebrándola por dentro: en sus ojos se leía tanto el alivio de recuperar a su padre como la desesperación de no haber podido terminar sobre mi mano. Por unos segundos incluso movió las caderas de forma inconsciente, así de necesitada estaba.
—¿Esto es semen? —pregunté, con mis dedos ...