La Joven Reina 5 - Relatos Eróticos

La Joven Reina 5

... pásamelo.

Tenía varias cosas, un cuchillo, una bolsa de oro y una cajita. Le di el frasco, y ella tomó sólo unas gotas. Me devolvió la cajita con el frasco cerrado y la guardé. Estaba pálida, enferma.

–Hazme una mamada, necesito aliviarme.

–Si ama.

–Llamame, Brelyna. Así se llama tu dueña.

Apoyó su cabeza sobre la pared del camarote, y me arrodillé ante ella. Suspiró de alivio cuando lamí su polla.

–¿Rezas?

Antes de ponerme a la mamada, me pensé muy bien la respuesta. Realmente soy la persona menos religiosa de la familia, aunque empezaba a sentir cierto respeto por la diosa lunar. No tanto como para rezar.

–A la Diosa Luna.

–Te permitiré un tiempo para rezar todos los días.

Y entonces reanudé la mamada. Seguí lamiendo su rabo, con completa obediencia y con movimientos automáticos. Cualquiera me llamaría de todo tras haberme entregado tan sumisamente a mi capturadora, que puedo decir, soy tan zorra como la madre que me parió. Puede que mi vida haya cambiado para siempre, pero al menos mejoraré mi destino. Ya veremos cómo me va. Le di no una sino dos buenas señoras mamadas antes de que Brelyna se fuera a dormir otra vez. Tras quedarse dormida, entró uno de los soldados de Brelyna.

–A veces tras las batallas más difíciles, se queda en cama varios días. Son temas delicados de la almirante. Esto no te lo dirá ella por orgullo, pero lleva buscando una esclava leal desde hace tiempo.

–¿no hay esclavas en los mercados o que?

–No necesita ...

... solo una esclava sexual, necesita alguien que la cuide cuando se vea afectada por sus…problemas de salud. Te aconsejo saber sobre sanación, sino sabes, ella te permitirá instruirte. Es demasiado orgullosa como para decírtelo ella misma.

–¿Que piensas de ella?

–Es disciplinada, y dura, pero justa. Ven, levántate y mira el camarote.

Me levanté de la cama y miré el solitario camarote. Solo había un hombre, que lo limpiaba, con la mirada apagada.

–Ese hombre violó a una chica sin permiso de Brelyna, le castró como castigo. Solo podemos saquear cuando ella lo permite expresamente. No te pasará nada, no te haremos nada tampoco, puedes estar tranquila. ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber?

–La bebida más fuerte que tengas. ¿cómo te llamás?

–Marys.

El soldado volvió con una botella de alcohol y me dejó sola bebiendo y ahogando mis penas. Me bebí como la mitad de la botella antes de caer dormida. Tuve un sueño, era muy raro, se veía la luna bien grande, de color azulado. Brillaba con intensidad.

–Idylla, antes princesa, sigue mi camino.

–¿Eres Diosa Luna?

–Tu camino se ha distanciado de tu hogar, no volverás en muchos años. Busca mi templo, joven y te daré un propósito más allá de dar mamadas toda tu vida.

Al día siguiente me levantó la energía que tenía la almirante al despertar, anoche se veía fatal. Ahora estiraba el cuerpo en su camarote, el ruido me despertó.

–Por fin te has despertado, tus mamadas son mágicas, esclava. Normalmente tardo ...