Un Viaje Soñado II: Arde piscina - Relatos Eróticos

Un Viaje Soñado II: Arde piscina

Luego de lo ocurrido, las cosas con Gastón ya no eran las mismas. Cada vez que estábamos solos o cuando nuestros amigos no podían vernos, se nos escaba las manos y nos tocábamos. También uno que otro gesto nos hacíamos como un guiño, un beso, etc. Me preocupaba que nos descubrieran y que después se hablen de estas cosas, pero Gastón lo hacía cada vez con más frecuencia.

Una mañana estábamos desayunando todos juntos. Gastón y yo nos sentamos enfrentados. Yo por debajo de la mesa sitúe, con cuidado, mi pie en su entrepierna. El dio un pequeño salto de sorpresa sobre la silla, pensó rápido y disimulo como si se estuviera acomodando. Nos quedamos un rato así sin que se diera cuenta nadie mientras podía sentir como su pene empezaba a pararse y esa fue la señal de que tendría que sacárselo por si quería levantarse. Luego de unos minutos de esto, Gastón se levanta y se dirige al baño. Yo me quede un rato más hablando con el grupo, ya que él no me dio ninguna señal ni nada por el estilo. Cuando me percato de que Gastón estaba demorando demasiado. Me levanto de la mesa con la excusa de que “me iba a buscar algo a la heladera”. Me acerco a la puerta del baño y la golpeo muy despacio, pero escucho que responde Gastón:

-Gastón: ¡OCUPADO!... ¿Quién es?... -Responde entre jadeos y gemidos.

-Yo: ¿Qué estás haciendo ahí?

-Gastón: Ah… Eres tú… Pasa.

Entro con mucho cuidado y mirando para todos lados para observar si no me veía nadie entrar. Me lo encontré a Gastón tirado en el ...

... piso completamente desnudo y con el pene parado, mientras se hacía una paja se estaba metiendo el mango de mi cepillo de dientes por el culo. Esa escena me calentó tanto que no pude resistir a agacharme y chuparle el pene, pero el me freno solo para comentarme.

-Gastón: Ya estoy cerca, empecé sin vos.

-Yo: No importa, en otro momento con más tiempo haremos algo.

Luego de eso volvimos a la acción y empecé pajeandolo, pero podía ver en sus ojos que él quería otra cosa a pesar de su respiración entrecortada, me metí todo el pene en la boca. Ya estaba lleno de líquido preseminal y ya se podía saborear el gustito salado de su miembro. Me encantaba sentir como apoyaba su mano en mi cabeza y me arremolinada el cabello con dulzura, mientras me atragantaba con su verga. Hasta este momento el cepillo seguía en su culo, pero se lo saqué con mucho cuidado y se lo metí en la boca para callar los jadeos y gemidos que estaban saliendo de su boca. Mientras succionaba su glande, introduje uno de mis dedos en su agujero con mucha dificultad ya que estaba muy apretado y no quería lastimarlo. Pero apenas entro mi dedo él se corrió manchándome toda la cara y la ropa. Me limpie con unas toallas que había ahí, pero la remera seguía sucia. Así que opté por sacármela y me fui a cambiarme en mi habitación, por suerte no había nadie en el pasillo.

Para cuando volví a la mesa Gastón ya estaba sentado y a las risas con nuestros amigos. Estuvimos charlando un rato largo, hasta que se hizo la ...