El confidente de todos (5)- la visita al pueblo - Relatos Eróticos

El confidente de todos (5)- la visita al pueblo

... cuando mi madre parecía estar a punto de correrse, Guillermo volvió a sorprendernos.

Guillermo: “bueno chicos creo que ya es hora"

Y diciendo esto dejo de masturbar a mi madre, sacándole la mano de su entrepierna y haciendo que ella abriese los ojos.

En esos ojos se podía ver y sentir una especie de súplica y queja por haber parado, pero cuando se vio observada por el resto de los presentes pareció darse cuenta de lo que había pasado y sentí como en su mirada se sentía la vergüenza, pero esa mirada denotaba algo más, había un brillo en sus ojos que la delataba, en esa mirada se mezclaban varios sentimientos y entre ellos asomaban un sentimiento de deseo y lujuria.

Casi sin tiempo para reaccionar Guillermo cogió por las caderas de mi madre su malla y con un fuerte tirón y de manera muy hábil, deslizó las mallas de mi madre hasta sus tobillos.

Sus amigos jadearon la acción mientras mi madre roja como un tomate intentaba taparse su entrepierna.

Lo que quedó evidente es que como había vaticinado Guillermo y como suponíamos todos, mi madre no llevaba ropa interior.

Guillermo:” y aquí está la prueba señores, como imaginaba esta señora no lleva ropa interior y por lo tanto he ganado la apuesta"

Guillermo parecía un presentador, se dirigía a su público, un público entregado y excitado.

Mi madre mientras tanto se intentaba subir las mallas, pero con los nervios estás se le arrebullaban y no le subían bien ofreciéndonos unas vistas inmejorables de ese sexo ...

... completamente depilado.

Guillermo:" y como podéis observar, el material está preparado para ser usado"

Sus secuaces festejaron con vítores y algarabía el comentario de su líder.

Entonces Guillermo cogió nuevamente a mi madre y la volteo, quedando ambos frente a frente, a escasos centímetros uno del otro y evitando que está pudiese arreglarse correctamente la ropa ofreciéndole a su ferviente público las vistas de su hermoso culo al desnudo.

Guillermo: “bueno Lourdes, has perdido la apuesta por lo que te toca pagar"

Mientras le decía esto con una sonrisa maquiavélica y esa mirada de febril deseo que incluso daba miedo y desde luego no intuían nada bueno.

Mamá: “por favor Guillermo..."

La voz de mi madre denotaba miedo, temor no diría que estaba fingiendo, sonaba sincera, pero este no estaba muy por la labor de atender la suplica, a pesar de los pucheritos que le hacía o del tono de voz usado, un tono de sumisión y pleitesía, en el que dejaba a las claras que estaba derrotada, ahora mismo estaba en las manos de Guillermo en todos los aspectos.

Estaba claro que lo estaba disfrutando, ver en esa posición a mi madre, saber que la tenía a su disposición, le hacía sentirse superior, alimentaba su ego personal.

Guillermo: “escucha, si todo va bien tú vas a pasar un día inolvidable y vas a hacer a estos desgraciados los más afortunados de este pueblo, tú vas hacer realidad sus sueños, gracias a ti van a disfrutar del mejor día de sus vidas, les vas a dar el ...