El confidente de todos (5)- la visita al pueblo - Relatos Eróticos

El confidente de todos (5)- la visita al pueblo

... mientras la miraba fijamente a los ojos con un aire de superioridad, mientras sus compinches incluido mi primo protestaban, frustrados por haberse quedado tan cerca, reconozco que incluso a mí me fastidio, pero mi madre había entrado en un juego peligroso del que dudaba que tuviese vuelta atrás.

Mientras los demás protestaban y le pedían, casi le suplicaban que cumpliese con lo prometido, Guillermo estaba frente a mi madre, algo le decía, pero con la algarabía era imposible oírlos.

De repente se hizo el silencio, mi madre agacho su cabeza ya no mantenía la mirada de Guillermo, parecía haber sido el ganador de esa lucha, pero entonces lo que pasó nos dejó helados, o por lo menos a mí.

Pudimos ver como mi madre abría sus piernas mientras una mano de Guillermo se introducía en esas mallas.

La cara de Guillermo era de un triunfador, una persona que se sabía ganador y que tenía a mi madre en sus manos.

Guillermo se tomó su tiempo, se recreó a conciencia, todos podíamos ver cómo esa mano se movía en el interior de esas mallas.

Pero el culmen fue cuando mi madre con la mirada perdida en un punto comenzó primero a suspirar y emitir pequeños gemiditos de placer, para dejarse llevar, mientras cerraba los ojos y levantaba la cabeza, mordiéndose el labio inferior, instintivamente cerro un poco sus piernas aferrando esa diestra mano que la estaba haciendo perder el norte, mientras se aferraba fuertemente al otro brazo de Guillermo para evitar no caerse, dando muestras ...

... de estar disfrutando de lo que Guillermo estaba haciendo entre sus piernas..

Era evidente que mi madre había cedido, había traspasado la línea, sus resortes y resistencias habían saltado por los aires y ahora era un corderito a punto de entrar en el matadero, estaba en manos de Guillermo y este no lo iba a dejar pasar.

Sus compinches se relamían y veían cerca su objetivo.

Guillermo busco la boca de mi madre, está en un principio lo rechazo, pero en un segundo intento abrió su boca y recibió de buen grado esa lengua intrusa, ahora sí estaba perdida, sus compinches se estaban frotando las manos, podía ver como sus pantalones dibujaban bultos prominentes en sus entrepiernas fruto del espectáculo que estaban disfrutando y sabedores de lo que les iba a tocar.

Guillermo de manera muy hábil y de forma diestra se colocó tras mi madre, está seguía con los ojos cerrados, inmóvil dejándose hacer, incluso ahora mi madre buscaba con su culo la entrepierna de Guillermo para frotarse sobre el, dándonos una escena inolvidable.

Todos podíamos ver e intuir lo que esa mano estaba haciendo, podíamos ver claramente como su mano se movía en la entrepierna de mi madre, como la estaba masturbando, haciéndola ver las estrellas mientras Guillermo desde atrás se reía y hacia signos obscenos en clara evidencia del comportamiento de mi madre buscando la complicidad de sus compinches y queriendo les decir si les gustaba lo que estaban viendo.

Tras un rato disfrutando del espectáculo y ...