Una enfermera muy eficiente
Fecha: 24/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos
... dice:
–Paula te reclaman en la habitación 5. Acude enseguida por favor.
En esto que Paula se despide de mi con un piquito en la boca, dejándome el sabor de mi polla en los labios y se retira diciéndome:
–En un cuarto de hora vuelvo y remato la faena, ¡tío buenorro!
–¡Otra vez se va dejándome un calentón de aúpa la muy calienta-braguetas! –pensé, ya mosqueado.
Y otra vez me toca hacer otra gayola pensando en lo puta interruptus que estaba resultando ser esta Paula.
Al día siguiente la misma historia. Pero esta vez, cuando me la estaba mamando y la vuelven a llamar para no sé qué recado de los cojones, la sujeto del cabello y le digo:
–¿No te enseñaron en la Facultad que antes de empezar otro trabajo primero hay que rematar la faena que se tiene entre manos? De hoy no te libras. Vas a saborear mi lechada y tragarte hasta la última gotita que salga de mi uretra. Me queda un minuto para correrme, después vete a donde quieras. Eres una cerda y a las chicas como tú hay que llenarles la boquita de leche merengada.
Mientras le decía todas estas cochinadas para excitarme al máximo y correrme pronto, ella no hacía más que resoplar y bufar de lo cachonda que se estaba poniendo con la situación. Además, le excitaba mucho que le llamara cerda y guarra.
Se metió una mano dentro del pantalón del uniforme y como que comenzó a frotarse el higo. Se corrió prácticamente al mismo momento que yo.
Mientras eyaculaba en su boca ella experimentaba unos espasmos, fruto ...
... de su propio orgasmo, que le obligaban a cerrar los maxilares superior e inferior y morderme la polla con fuerza. Al mismo tiempo que me corría como efecto de un placer inmenso, a su vez, experimentaba un dolor atroz por la fuerte dentada que me estaba infligiendo por su incontrolada rigidez maxilofacial. Algo de lefa se tragó, pero la mayoría se le salía por la comisura de los labios resbalando por la barbilla y por mis huevos.
Al día siguiente, por la mañana, Paula no apareció en mi habitación. Pregunté por ella y me dijeron que ese día hacía el turno de noche. Aquella mañana me aseó una enfermera de 60 años muy ruda, con cara de pocos amigos. Yo extrañaba a mi Paula y sus masajes.
Por la tarde vino mi chica a visitarme. Ella estaba enterada de todo pues somos una pareja abierta, muy liberales y muy putos. Cuando me preguntó qué tal la mañana, le contesté:
–Muy bien, casi no tengo dolor ya. Pero esta mañana no vino Paula, hoy hace el turno de noche.
–Pues quiero que cumplas como un hombre esta noche. Tírate a esa furcia, sácale la tontería –fue su contestación y claro, los deseos de mi mujer son órdenes para mí.
Mi mujer, aprovechando que tenía el piso para ella sola aquellas noches, se iba llevando a diversos amigos, para que le calentaran la cama y la enfriaran a ella. No le gusta dormir sola. Yo, con mi eficiente enfermera Paula, intentaría hacer lo mismo. Tenía mucho esperma acumulado y quería descargarlo en ella.
Por fin llegaron las 22 h. La voz de ...