1. Una enfermera muy eficiente


    Fecha: 24/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... Paula ya se escucha por los pasillos. En esto que asoma su rostro por la puerta y me pregunta:
    
    –¿Qué tal el día?
    
    –Bien, pero te echaba de menos –le digo.
    
    –¡Ay, zalamero! Más tarde vengo por aquí y me cuentas –y se despide con un guiño de ojos tan sugerente que me activó el miembro. Ella venía con ganas de guerra. Sus intenciones eran las mismas que las mías.
    
    Ya pasadas las 00:30 h, aparece por el umbral de la puerta. Me comenta que su compañera de turno ya se acostó y que ella venía a hacerme un poco de compañía.
    
    Entonces, después de una escueta charla sobre lo que hicimos durante el día, la comienzo a acariciar y le beso el cuello. Ella se deja. Mientras, acerca una mano a mi entrepierna por debajo de las mantas y me la soba. Yo le pido que me monte, que me cabalgue como una buena jinete. No se lo piensa dos veces y en cinco segundos se quita la casaca, el pantalón, el sujetador y las bragas. Se mete conmigo en la cama, se sube a mi polla y se la calza de una embestida. Tenía el chocho tan caliente y mojado que no le costó ni un segundo zampársela entera por su boca inferior.
    
    Comienza la follada con un ritmo medio, un empellón cada dos segundos, para poco a poco ir subiendo el ritmo. Al mismo tiempo, nos besamos y lamemos con una pasión desbordada todo el rostro, orejas, cuello y pezones.
    
    A ella se la nota acalorada. Jadea y resopla mientras comienza a sudar por la frente. Sus gafas se empañan y se las ...
    ... quita. Observar su cara de vicio no tiene precio, casi babeaba.
    
    Ahora ya me folla a buen ritmo. Nuestros pubis chasquean con fuerza. Al cabo de unos diez minutos suelta un alarido y me muerde con garra un hombro. Era la señal que yo estaba esperando. Entonces, aprovechando sus últimos espasmos y contracciones vaginales, la agarro por las caderas y, acelerando el ritmo que Paula comenzaba a bajar, consigo llegar al clímax. Le riego bien las paredes internas de su concha y empujo con fuerza, intentando mandarle el máximo de esperma posible a su útero. Buscaba dejarla preñada. Que le quedara un bonito recuerdo de nuestro encuentro.
    
    Nos quedamos abrazados y acurrucados hasta que nos invadió el sueño.
    
    Sobre las cinco de la mañana vino la compañera a despertarnos. Le dijo a Paula que se fuera arreglando, que era tarde y que había que hacer la ronda final por las habitaciones antes de terminar el turno.
    
    Paula me comentó que esa mañana me darían el alta. Me dejó su número de teléfono anotado en un posi sobre mi mesilla y me dijo:
    
    –Llámame para quedar algún día e ir al cine o a cenar. No me importa que estés casado.
    
    –Por supuesto que te llamaré. No es fácil encontrar una enfermera tan eficiente y complaciente como tú en estos tiempos –le aseveré.
    
    Fuimos amantes durante un largo tiempo, hasta que un buen día Paula se echó novio. Este estaba en contra de las relaciones abiertas y ella decidió romper con lo nuestro. 
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