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Túnel dimensional, Mesopotamia
Fecha: 24/01/2025, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... polla en sí recta, sin circuncidar y con las venas marcadas era de las más bonitas que había visto. Nadesh tuvo que darle un último empujón, literalmente, que lo arrojó en mis brazos. Mientras ella dejaba caer su túnica al lado del taparrabos de su hermanastro. Agarré las nalgas del chico que parecían talladas en la misma piedra de sus estatuas. Ella se pegó a su espalda atrapando mis manos con su pubis. - Desnúdame. Aún teniendo a Aakeem entre las dos soltó el broche de mi túnica que se deslizó al suelo solo con un suspiro de telas ligeras. El mozo no sabía donde mirar ni donde poner las manos, así que las notaba por toda mi piel. Su polla dura como una piedra estaba atrapada entre nuestros cuerpos. Yo podía notar el glande casi entre mis tetas. Así que una cubana era una buena opción. Solo con inclinarme un poco me la puse entre los pechos y Nadesh se ocupó de apretarlos. Suavemente empecé a moverme. No quería que se corriera pronto. Tenía que disfrutar del chico. Con la lengua y los labios alcanzaba el glande. Parecía que disfrutaba de esas caricias. Su hermana se estaba frotando con la espalda. La duras tetas clavadas en sus riñones, pero claro que no se conformó. Fue bajando lamiendo y besando por la línea de la columna, por los dorsales hasta mordisquear las pétreas nalgas. Mientras yo le chupaba los huevos ella le abrió el culo y empezó a buscar el ano con su lengua de viciosa. Eso le puso la polla aún más dura por la que subí con mi lengua ...
... hasta meterme el glande en la boca como un caramelo, enorme y muy duro. Entre las dos le estábamos haciendo gemir y jadear. Desde luego no quería que se corriera sin metérmela. Así que lo tumbé en mi improvisado lecho y me subí sobre él para cabalgarlo. Nadesh no pensaba perderse su parte así que puso su coñito sobre la cara de Aakeem que de inmediato se puso a comerlo. - ¡Oh! Mi diosa. La chica se agarró a mis tetas como si fueran un flotador en un mar embravecido a la vez que buscaba mi boca con la misma ansia que la primera vez que nos besamos. Su lengua entró en mi boca compartiendo nuestras salivas. Ya no paré de mover la cadera hasta que el chico se corrió en mi interior. Yo ya había tenido mis orgasmos y seguro que Nadesh también. Menos mal que llevo un Diu. No me hubiera gustado volver embarazada de un chico del neolítico por muy bueno que estuviera. Esos dos eran un par de pervertidos. Los días que estuve en aquella ciudad fueron los encargados de traerle a su diosa los mejores ejemplares para follar y disfrutar. Menos mal que las paredes no hablan por si algún arqueólogo ha encontrado los restos de ese templo. Luego pude mejorar algo la vida de aquellas gentes sin gran esfuerzo y eso sin introducir técnicas demasiado modernas. Empezando por la higiene, construyeron, siguiendo mis instrucciones, unos baños primitivos pero prácticos. Unas tablillas de barro o cera sirvieron para enseñarles una forma sencilla de escritura cuneiforme y mejorar sus ...