Noche verano - Relatos Eróticos

Noche verano

... porque su madre era mexicana. Lo que le daba aquel acento divertido. Esas cosas que se hablan la primera vez.

Yo le hable un poco de mi, de mis estudios, de mi vida , en definitiva. Poca cosa la verdad, mi vida nada tenía que ver con la suya, indudablemente más divertida y aventurera.

Estaría por aquí veinte días, después saldría para Australia a no se qué campeonato. Me contó de algunas aventuras en el mar, de encuentros con delfines o ballenas, de sustos por tiburones, de olas gigantes. Cada vez más mis ojos lo iban mirando diferente. Era tan distinto a mi…

Así pasamos por allí un buen rato. Yo, dejándole hablar, y él contando. Era muy agradable.

Me preguntó si ya me encontraba mejor. Contesté que si, no del todo pero que controlaba.

¿Un paseo por la playa? ¿Por qué no?. La noche era joven, el tío me ponía. Me levanté y le tendí la mano para que se levantase. Se tomó lo que quedaba de su copa de un trago y ,con una sonrisa, cogió mi mano y salimos hacia la playa.

Oscuridad, el blanco de la espuma en la orilla, la luna iluminando tímidamente detrás de las nubes. El ambiente ideal.

De la mano paseamos hasta dejar bien lejos el ruido de la fiesta. Hasta llegar a una zona algo resguardada. Nos sentamos en la arena. Él se tumbó mirando al cielo, mientras seguía hablándome del mar, de su pasión. Yo lo escuchaba embelesada.

Igual fue que aún tenía algo de alcohol en el cuerpo pero ,en un momento, me quedé mirándolo a los ojos, bajé mi cabeza y lo besé. Se ...

... quedó un tanto quieto al principio pero enseguida reacciono abrazándome y devolviendo el beso con ganas.

Pasamos un rato así, solo besándonos, apretados el uno contra el otro. Sus brazos poderosos abrazaban con fuerza, se sentía rico aquel contacto.

El mar seguía rompiendo a nuestros pies. Me tumbé sobre su pecho mientras sus manos bajaban por mi espalda hasta mi culo. Estaba lanzada, la presión de su pene se dejaba notar contra mi vientre.

Sin darnos cuenta, la marea ,nos pilló desprevenidos, revolcándonos con una ola que nos mojó hasta el tuétano y nos llenó de arena. Reímos mientras tratábamos de ponernos en pie. Pensé que se había roto el momento.

Nos alejamos de la orilla medio tropezando. Y ahora que hacemos. No me corté, lo invite a mi apartamento para secarnos. Aceptó encantado, estábamos tiritando de frío.

Como pudimos, recorrimos el paseo abrazados de la cintura, riendo y con escalofríos. La situación no dejaba de ser divertida.

Subimos a toda prisa hasta mi casa. Creo que los dos pensábamos en una ducha caliente. Le indique donde estaba el baño mientras me dirigía a buscar ropa de mi hermano y una toalla. Cuando entré en el, lo encontré totalmente desnudo bajo el agua. Me dio cierto corte pero no me perdí detalle. Estaba muy bueno. Me disculpé y le dejé todo sobre el taburete mientras yo pasaba a la habitación de mis padres, a su baño privado.

Me metí bajo el agua caliente y conseguí entrar en calor. Me quité la arena pegada y me puse una blusa ...