Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador - Relatos Eróticos

Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador

Cuando su secretaria entro en el despacho para anunciarle su siguiente visitante José Luis ni se imaginaba remotamente lo que se le iba a complicar la vida a partir de ese momento.

— Tiene visita jefe.

— ¿Quién es, no tengo a nadie en la agenda?

— Me ha dicho que su nombre es Pelayo de la Presa. Según él usted debería conocerle.

— Sí le conozco, dile que entre en cinco minutos.

José Luis le conocía, pero solamente de oídas, había coincidido con él en un acto de entrega de premios para emprendedores un par de años atrás. No habían cruzado ni una palabra, los dos eran empresarios, pero por decirlo de una manera sencilla jugaban en distintas ligas.

Aunque para el gran público Pelayo era un personaje casi desconocido, en los círculos empresariales era alguien muy destacado, representaba una de las mayores fortunas del país y su grupo empresarial se repartía por más de diez países.

Lo que no entendía es que podía querer de él, el método normal para contratar sus servicios no incluía visitas de un directivo de tan alto nivel. Hizo una rápida búsqueda en internet, nada relevante, su vida personal era un secreto bien guardado y sobre la profesional nada le dio ninguna pista sobre sus intenciones.

Al poco Sofía abrió la puerta para dejar pasar al visitante. Pelayo entró con paso firme y se dirigió directamente a José Luis. Este le recibió con un apretón de manos y le señaló el sillón enfrente del suyo. Esperó hasta que su visitante estuviese cómodamente ...

... colocado antes de decir nada.

— Y bien, ¿a que debo el placer de su visita?

— Es un asunto estrictamente personal, te parecerá raro que sin conocerte me presenté así en tu despacho.

— Pues sí me parece bastante raro.

— A ver como me explicó — Pelayo se quedó unos segundos en silencio, José Luis espero pacientemente a que ordenase sus ideas.

En mi familia tenemos que tener mucho cuidado con le gente que contratamos, no te puedes imaginar la cantidad de aprovechados y timadores que intentan beneficiarse a nuestra costa.

— Ya supongo.

— Entonces cuando mi hermana contrato un chofer, pues hice lo mismo que siempre hago con los nuevos empleados, mande que lo investigarán. Al ver los datos médicos encontraron algo curioso ¿Sabes qué?

— Los datos médicos son confidenciales, no deberían haber encontrado nada.

— Pues encontraron algunas cosas muy interesantes, el chaval siempre había tenido una salud de hierro, pero mira por donde le diagnostican un tipo de tumor rarísimo. No tiene posibilidad de sobrevivir, la sanidad pública no tiene tratamiento y le quedan pocos meses de vida.

Y mágicamente aparece un benefactor, alguien que busca un cirujano que llevaba años sin pisar un quirófano, alguien que se hace cargo de todos los gastos relativos a la operación incluyendo intervención y cuidados posteriores.

— Con mi dinero hago lo que me da la gana y no tengo que dar explicaciones a nadie.

— Por supuesto, pero continuemos con la historia. Vamos a aparcar a ...