Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador - Relatos Eróticos

Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador

... gran problema.

— No sé porque se ha obsesionado tanto, a mí no me parece que haya nada tan raro.

— Ha empezado todo con Alfonso, que controle el personal que trabaja con su hermana es normal, siendo una familia tan adinerada habrá mucha gente que se quiera aprovechar, pero algo ha tenido que ver en él para tanto interés.

— Hablaré con él a ver que me cuenta. Y hablando de otra cosa ¿Qué crees que puede averiguar Pelayo?

— A ver José la seguridad en tu empresa está bien, y en la fábrica de los nanos está incluso mejor, pero si Pelayo se pone intenso averiguará todo lo que quiera.

— Algo podré hacer.

— Acábate la cerveza y ya hablamos en el coche.

Genaro se fue a la barra a pagar las consumiciones, mientras tanto José Luis se terminó su cerveza. Se juntaron en la puerta del bar y se encaminaron al coche, una vez que estaban en marcha Genaro volvió a tomar la palabra.

— Te voy a explicar algo. Hay gente sobre la que se sabe muy poco, lo que te llegan son rumores, los que llegan sobre Pelayo es que es alguien con el que no conviene enemistarse.

Un rumor dice que empezó un negocio inmobiliario en la costa con un socio ruso, el ruso se quiso pasar de listo y largarse con el dinero de Pelayo.

Simplemente desapareció, nunca más se supo de él, tenía algunos amigos influyentes, pero ninguno movió un dedo por encontrarle.

— ¿Y tú como te enteraste?

— A alguien le interesaba que se supiese, alguien que no quería que se repitiese nunca más algo ...

... así.

— Y no le preocupaba que el rumor llegase a la policía.

— La policía se enteró del restaurante donde había cenado el ruso el último día, casualmente la cámara de seguridad del parking se estropeó. Ahí terminó la investigación, no encontraron absolutamente nada.

— O sea que si estuvo dispuesto a quitar a alguien del medio…

— No le pararemos por mucho que gastes en seguridad. — Genaro terminó la frase por él.

Nada más llegar a casa José Luis llamó a Alfonso, era el último implicado en la historia y seguramente la pieza clave, tenía que tener ordenadas todas las piezas. Después de la conversación con el detective estuvo tentado de llamar a Pelayo y terminar el asunto de una vez. Se negaba a rendirse sin luchar por mucho que Genaro le hubiese dejado claro que era una batalla perdida.

Alfonso llegó puntual como un clavo a la cafetería, José Luis le estaba esperando sentado en un rincón, la sonrisa que le dedicó mientras se estrechaban la mano no era lo natural que solía ser cuando se encontraban.

El empresario le hizo un rápido resumen de la visita de Pelayo y de su posterior reunión con Genaro. Al oír el nombre de Pelayo Alfonso sintió un nudo en el estómago. Él sabía perfectamente porque se estaba tomando tanto interés en el asunto.

— Más que nada es porque estés avisado, está totalmente encabezonado y no sabemos hasta donde es capaz de llegar.

— Puedo hablar con Alejandra, estoy seguro de que nos ayudaría.

— Mejor no involucrarla, gracias a Dios que ...