El hombre de la Casa 10: Confirmación
Fecha: 31/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos
... las ganas de tener sexo… contigo. En clases, aunque de repente piense en eso, es más fácil concentrarme en las lecciones o ejercicios; pero hoy fue un infierno cuando la gente dejó de llegar en la mañana, cuando todos ya entran a trabajar, sólo me estuve haciendo mensa hasta que acabó mi turno… y no dejé de pensar en volver a casa.
—Es parte de trabajar… así me pasaba también.
—¿También tenías ganas de cogerte a tu hermanita mientras estabas trabajando? —sus dedos caminaron sobre mi pierna y su voz volvía a tomar ese tono coqueto que acostumbraba.
—Sí… ¿Entonces quieres dejar de… sentirte así?
—¿Cómo una perrita en celo que sólo piensa en la pija de su hermano todo el santo día? Un poco, sí.
Dicho esto, se abalanzó sobre mi cierre y se hincó frente a mí y al alzar la mirada, ésta se dirigió hacia la entrada y su rostro se puso pálido antes de quedarse petrificada.
—No sería una mala idea, hermanita.
Julia no armó un escándalo. Había llegado a la casa por un altercado que hubo en sus oficinas, todo su equipo de trabajo suspendió actividades por una discusión que tuvieron dos de los ejecutivos y la televisora iba a retransmitir un episodio grabado esa tarde. Su rostro estaba serio, pero todo aquello no parecía sorprenderle en lo absoluto.
—Era cuestión de tiempo, supongo —suspiró mientras se masajeaba las sienes con la mano y cubría su cara—. Ya sabía que algo estaba pasando, pero creo que tanto mamá como yo nos hemos querido hacer de la vista gorda… ...
... ayer no limpiaron bien el sillón.
Ambos volteamos a ver el mueble y pude notar las marcas de semen secas en el descansabrazos, mi estómago estaba ya encogido y apenas pude tragar saliva. Seguimos en silencio, después de todo, habíamos escuchado que no sólo mamá estaba al tanto de nuestros encuentros. Pensar en que ambas estaban enteradas me dio un breve espacio para respirar, aunque mi cuello y espalda estaba tan tensos que podrían haberme usado para afilar cuchillos. Raquel estaba completamente pálida y había hasta buscado el mantel del comedor para taparse frente a nuestra hermana mayor, era más que evidente que para ella, Julia representaba más una figura materna y de autoridad que el de una hermana.
—-¡Ah! Miren, no sé qué voy a hacer. No le voy a decir a mamá porque no soy una soplona y tampoco estoy segura de qué es lo que hará. Puede tanto volver a explotar y terminar por mandar a Luís a la Marina, si es que no lo mata antes; como también es posible que no haga más que regañarlos… después de todo, ella no se chupa el dedo y ya debe haberse hecho una idea de lo que pasa entre ustedes dos.
—M-mamá ya sabe… —le dijo Raquel, temerosa—. Le dije a Luís que ella me empezó a preguntar si estábamos usando protección y…
—¡Por Dios! ¿¡Es verdad!?
Su cara se puso más pálida que la de Raquel mientras observaba la mancha seca sobre el sillón y se cubrió el rostro con ambas manos antes de quedarse viendo el techo. Volteé a ver a Raquel y ella tenía la cabeza agachada y ...