El hombre de la Casa 10: Confirmación
Fecha: 31/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos
... se sentía más como fallarle a una madre que estar siendo regañado por tu hermana mayor.
Estaba por terminar la sesión, haciéndola repetir las frases que tenía que pensar cuando tuviera “pensamientos indecentes” de nosotros, cuando Julia puso sus manos sobre mis hombros.
—¿Puedo agregar algo? —dijo a mis espaldas, yo asentí—. Quiero que ella sea una mujer libre y que no deje que nadie le diga lo que tiene que hacer.
—Como si hiciera falta darle esa instrucción, siempre hace lo que quiere.
—Pero bien que sonríe cuando le pides algo, ¿verdad?
No podía sentirme más enterrado en ese momento, mis pies estaban fríos. Añadí la instrucción de Julia y nuestra hermana menor repitió la frase mientras ésta se acercaba a verla con una sonrisa llena de cariño fraternal… o, quizás, maternal.
Al despertarse, Raquel nos vio a los dos y rompió a llorar cuando su hermana la abrazó. No sabía si unirme hasta que ambas extendieron sus brazos y los tres nos estrujamos por un buen rato. Creí que debía darles su espacio, era probable que quisieran platicar como el par de hermanas que eran. Antes de cruzar la puerta, cruzamos miradas y había un brillo distinto en ellos… yo creí que la Raquel de antes había regresado.
Bajé, ya casi era hora de que mamá regresara y no había preparado nada para cenar, ordené unas pizzas y eso me dio tiempo de limpiar la escena del crimen. No sólo estaban mis fluidos, también me di cuenta de que Raquel había dejado rastro de su nudismo en el otro sofá ...
... y en su silla, no pude contener una sonrisa mientras pensaba en caracoles.
La pizza llegó antes de que lo hiciera mamá, las dos hermanas bajaron y todos comimos mientras escuchábamos de Julia los detalles de la trifulca que hubo en la televisora. Era un jueves, pero apenas anochecía, así que mamá aprovechó para poner música de nuevo y nos invitó a bailar. Yo realmente me sentía fatal y no tenía ganas de participar, pero fue Julia la que me jaló hacia la pista improvisada y bailamos un poco de cumbia y salsa.
—No te dejes caer, hermanito —me dijo Julia mientras ambos entrábamos a mi cuarto.
No dije nada. Encendí la máquina de ruido blanco y me tumbé boca abajo sobre el colchón. Yo sólo quería dormirme y que ese día acabara cuanto antes. La máquina dejó de sonar y sentí cómo ella se sentaba a mi lado, hundiendo el colchón.
—Ya tendrán oportunidad en el futuro de encontrar a quien los ame y todo esto quedará en el pasado. Luís, no estés triste.
¿En serio estaba diciéndome eso? ¿Después de todo? ¿Después de lo que ambos sabíamos que había hecho? No sé si Julia era un ángel, pura e incapaz de juzgarme, pero así lo sentí en ese momento. No me gusta admitirlo, pero el sentimiento que se me escapó por los ojos esa noche fue culpa y remordimiento con ella, no con Raquel. El colchón volvió a nivelarse, el sonido de la máquina de ruido blanco volvió a sonar y la puerta se cerró.
A la mañana siguiente, me levanté e hice el desayuno. Las tres partieron después de comer, ...