Entre la arena y el agua, Coronas
Fecha: 01/02/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
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La playa siempre se me hizo un lugar perfecto para ligar, pero nunca pensé que allí otra chica consiguiera ligar conmigo. Básicamente yo era heterosexual practicante, a ser posible muy practicante, vamos que me encanta el sexo. Pero entonces encontré más de lo que pretendía.
Tomaba el sol en top less para provocar a los chicos y esperar que alguno se me acerque. Mis braguitas de bikini se habían ido reduciendo a la mínima expresión. Procuraba ponerme el bronceador de la forma más sensual posible, acariciando mi propio cuerpo.
Cuando alguien a mi lado extendió una toalla y se tumbó en la arena. Miré hacia allí de reojo para no ser demasiado descarada. Vi una chica rubia y voluptuosa, de amplias caderas y muy generosos senos apenas cubiertos por su bikini. No me importó, podía ponerse donde quisiera.
Yo soy pequeña morena y como hago mucho ejercicio mis músculos se marcan en la piel muy bronceada. La verdad es que tengo un aspecto un poco masculino. Pero mis pechos pequeños y firmes están ahí para mostrar una feminidad desatada. Mi cadera es estrecha y el culito respingón, los muslos largos con los músculos definidos.
El minúsculo tanga blanco procedente de un sex shop hacia resaltar aún mas el moreno de mi piel o el negro azabache de los abundantes rizos del pubis que la poquedad de la licra no llegaba a contener.
Decidí mostrarme como buena vecina, la saludé y me presenté. Ella se llamaba Coronas y está verdaderamente buena, una chica maciza, una ...
... curvy sexy. Parecía que me miraba con deseo. Después de haber provocado esa mirada en muchos chicos sabía reconocerla.
- ¡Hola! Soy Olga, ¿te vas a poner aquí?
- Si no está reservado, si claro.
- No, para nada, adelante.
Y le dediqué una sonrisa. Pensaba que las dos juntas con nuestros cuerpos casi desnudos, atraeríamos más miradas, a más chicos.
Mirando mis pechos al descubierto. Mi oscura piel haría un bonito contraste con la suya más clara para los chicos que pasaran cerca de nosotras. Mientras ella estaba pensando en cómo acariciar la mía.
Había gente a nuestro alrededor y ella tenia que empezar con cierta prudencia. Pero en algún rincón de mi mente ya sabía que ella iba a entrarme. Me dijo que le vigilara sus cosas mientras iba al chiringuito cercano a por unos refrescos.
- Voy al chiringuito, ¿me vigilas mis cosas?.
- Pues claro.
- ¿Quieres algo?.
- No gracias, tengo de todo.
Al volver yo estaba sentada mirando hacia el mar despistada y pasó una de las latas heladas por mi espalda. Me rei de la broma pues la verdad es que necesitaba refrescarme un poco. No solo por el calor del sol. Y acercamos un poco mas las toallas hasta que quedaron pegadas.
- ¿Me pones bronceador?
- Pues claro, túmbate.
Luego me pidió que le diera bronceador por la espalda. Lo que cumplió su misión nos permitió un mas intimo conocimiento aparte de las primeras de inocentes caricias.
Solté el nudo de su sujetador para no mancharlo. Pude masajear sus dorsales ...