El Príncipe y la Periodista 14 - Placeres - Relatos Eróticos

El Príncipe y la Periodista 14 - Placeres

... las esclavas como desee.

“Nunca ha habido una esclava pelirroja en el palacio;” me dice Bungami. “No voy a perder la oportunidad de follarte;” añade.

“Mi hijo me ha dicho que tienes un coño apretado y una boca habilidosa, aunque no conseguiste llevarte su polla por completo;” me dice empujándome sobre la cama, quitándose los pantalones revelando la enorme polla que ya ví mi primer día en palacio.

Su hijo tiene que ser Vincent, y aunque en ningún momento tuve su polla cerca de mi boca, dudo que hubiese sido capaz de tragármela, como dudo que sea capaz de tragarme la de Bungami que parece todavía más grande.

“Tu solo inténtalo;” me dice Bungami. “Utiliza tus manos si quieres.”

Me coloco de rodillas sobre la cama y agarro la polla de Bungami con las dos manos, apenas la abarco y la longitud cubierta por mis manos es menos de lo que queda libre. Me la llevo a la boca y comienzo a lamerla, recorriéndola en toda su longitud, mojándola con mi saliva, masturbándola con mis manos, cuando después de un par de minutos me la llevo a la boca tengo que abrirla más que nunca pero consigo introducir su capullo y comenzar a mover mi cabeza arriba y abajo.

Bungami no solo me deja llevar mi propio ritmo, en ningún momento fuerza mi cabeza, lo cual agradezco, es más mientras yo le chupo la polla una de sus manos está jugando con mi coño, masturbándome, provocando que en lo único que pueda pensar es que dentro de unos momentos voy a tener ese enorme trozo de carne en mi ...

... coño.

Después de diez minutos chupándole la polla a Bungami, intentando llevar cada vez más longitud a mi boca, apenas he tragado dos tercios, tengo la mandíbula dolorida e hilos de saliva caen por mis labios, pero el gigante nubio no parece tener ninguna prisa en follarme.

Por fin Bungami parece entrar en acción, saca su polla de mi boca y me empuja sobre la cama, separándome las piernas con sus manos, estoy mojada y excitada, pero no se sí lo suficiente para que esa polla entre sin dificultades, por suerte Bungami parece pensar lo mismo y lleva su boca a mi coño.

Suelto un intenso gemido al sentir su lengua lamiendo el exterior de mi coño, y cuando lame con fuerza mi clítoris llego al orgasmo. Como todo en el enorme negro, su lengua es grande y al entrar en mi coño me siento como si me estuviese follando, aunque esa sensación se queda en nada cuando uno de sus dedos entra en mi coño.

Estoy segura de que alguna de las pollas que me han follado era más pequeña que ese dedo, y cuando se une otro dedo, no tengo ninguna duda, con la ventaja de que los dedos se curvan en el interior de mi coño, se separan estirándolo para volverse a unir más profundamente.

“Tienes que contárselo a Rina;” me digo pensando en la fijación que tiene la bella esclava con Bungami, pero un nuevo orgasmo me quita ese pensamiento.

“Ya estás lista para mi polla;” me dice Bungami agarrándome por la cintura para girarme y colocarme a cuatro patas sobre la cama.

A pesar de los dos orgasmos, ...