Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL) - Relatos Eróticos

Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL)

Después de observar a mi hijo y su abuela, me costó conciliar el sueño y cuando lo hice tuve sueños libidinosos, me desperté empapada en sudor y excitada, mi marido volvía en cuatro días y no quería pensar si se enteraba enterara de todo lo acaecido, así que ni corta ni perezosa pedí cita de nuevo a la consulta de la Dra. Sánchez para acompañar a mi hijo.

- Un momento por favor, le voy a pasar con la doctora Sánchez- me contestó la recepcionista muy amablemente.

- Hola buenos días Laura, ¿Qué tal han ido las sesiones, ha habido avances?- me respondió la doctora.

Después de comentarle como había transcurrido la semana y que aquello no estaba produciendo avances ninguno, tras unos segundos de silencio la doctora me recomendó que antes de ir con mi hijo me pasara por la consulta para explicarme la siguiente fase del tratamiento teniendo en cuenta que la primera no había dado el resultado esperado y me citó para dos horas después.

El calor era intenso y me vestí rápido con un vestido floreado suelto de hombreras y unas sandalias de medio tacón y me dirigí a la cita con la doctora Sánchez dando vueltas a mi cabeza sobre qué consistiría la siguiente fase.

Al llegar a la clínica y después de una breve espera la doctora me invitó a pasar a su consulta acomodándome en uno de los sofás mientras Raquel se acomodó detrás de la mesa de su despacho y tras hacer unas breves anotaciones observarme detenidamente.

- Después de todo lo que me has contado, y me gustaría que ...

... nos tuteáramos si me lo permites, recomendaría una terapia más drástica puesto que la primera fase no ha resultado todo lo provechosa que hubiéramos deseado- me empezó explicando Raquel.

- ¿Y en qué consiste esa fase?- añadí con la ansiedad propia del desconocimiento.

- Se llama terapia orgástica – continuó la doctora, observándome en espera de mi lógica pregunta.

- ¿Y en qué consiste eso? – mi curiosidad aumentaba.

- Básicamente consiste en liberar al paciente de la rigidez que le impone la represión, una relajación que sobrevendría luego de la experiencia orgásmica- me explicó.

- Más orgasmos que tiene mi hijo y no veo relajación por ninguna parte – le expliqué dudando del tratamiento.

La doctora se levantó de su asiento y acercándose al sillón en el que me encontraba se acomodó, vestía un vestido negro ajustado que le llegaba por debajo de las rodillas cubierto con la bata blanca abierta estilizando si cabe más todavía su figura.

- El problema que percibo es que tu hijo a pesar de la fogosidad que padece y revolución sexual interna que le altera, está bloqueado, su cabeza le pide otra cosa y eso le lleva a desahogarse de la forma que lo hace y gran parte de culpa es tuya Laura, siempre le has mimado en exceso, demasiada ayuda le has prestado..

- Pero es mi hijo..y una madre hace lo que sea su bienestar- la corté en su explicación.

- Lo sé y no creas todo viene de cuando le ayudaste con el tema de la fimosis..viene de mucho antes- continuó Raquel, ...