Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL) - Relatos Eróticos

Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL)

... con toda la naturalidad del mundo.

- Mejor me marcho y olvidamos todo esto, ha sido un error venir, muchas gracias pero yo no estoy dispuesta entrar en este juego de la terapia- dije levantándome del sillón para coger mi bolso y marcharme.

- Como anteriormente te dije no voy a insistir en algo que ha de hacerse voluntariamente, de todas formas si cambias de opinión mañana os cito a ti y a tu hijo a las 10 de la mañana- argumentó Raquel dándome la hoja de la citación.

Salí de la clínica totalmente confusa, avergonzada de lo que había hecho, me había masturbado delante de la doctora como si mi cuerpo estuviera poseído por alguna fuerza que impedía rechazarlo, me había excitado viendo las imágenes del video y pensando a quién le había visto la pulsera que salió en una de las escenas. Aún así no quería entrar en ese tipo de terapia y menos meter a mi hijo de esa forma.

Antes de llegar a casa me encontré a mi amiga Sofía, me invitó a tomar un café y la verdad después de lo vivido pensé que no venía mal relajarme de esa forma, está claro que no iba a contarle nada de lo sucedido. Después de los típicos comentarios que te haces cuando te encuentras a una amiga y sentadas en una terraza tomando un café me dijo:

- ¿Qué tal va la terapia con Luís?

- Bien, bien parece los resultados van siendo satisfactorios- le respondí por no contarle con detalle todo lo acontecido.

- Tranquila, verás todo se resuelve – me sonrió estirando su brazo derecho y apoyando su mano sobre ...

... la mía.

En esos momentos me quedé estupefacta al observar la pulsera que adornaba la muñeca de Sofía. ¡Era la misma del video que una hora antes había observado en la consulta! No podía estar creyéndome lo que veía, mi cabeza empezó a dar vueltas intentando encontrar una respuesta adecuada, no podía pensar mi amiga fuera la del video ¿y quién la follaba? ¿Su hijo Ramón?

- ¿Tú la acabaste con Ramón?- necesitaba saber por dónde me podía salir.

- Sí, bueno ya prácticamente está acabada la terapia, nos queda una última fase pero bien- al hablar sobre ella se notaba que no estaba dispuesta a dar más explicaciones. ¿Quién os está tratando? continuó con una sonrisa un poco forzada.

- La doctora Raquel Sánchez- le dije mirándola fijamente a los ojos.

El color de su cara cambió sin saber que decir.

- El nuestro es el doctor Ramón López- dijo sin mucho convencimiento.

- Ah ya, he oído hablar de él también muy buen terapeuta- le dije sonriendo.

Salimos del café, pensando ambas en lo que de verdad estábamos ocultando. Llegué a casa con el convencimiento pleno de dar carpetazo definitivo al tema de la terapia, mi hijo era joven estaba con las hormonas subidas y ya se le pasaría con la edad pero nada más lejos de la realidad.

Al entrar en casa unos susurros provenían de la cocina, ceñí los labios pensando en que estaría sucediendo y al llegar a la entrada, mi suegra sentada en una banqueta con las hombreras bajadas del vestido y dejando al descubierto sus pechos ...