Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL) - Relatos Eróticos

Las obsesiones inconfesables de mi hijo (FINAL)

... jóvenes depilados, el contraste de cuerpos maduros con sus arrugas y estrías disfrutando de cuerpos todavía impolutos y llenos de vigor, las caras estaban difuminadas para mantener la privacidad, chorros de leche salpicando pechos de todo tipo caídos, firmes, bocas por las que resbalaban ríos de semen.

Me sentía atrapada entre las imágenes que veía y el movimiento de dedos de Raquel sobre mi cuello, mi cuerpo se sentía como un volcán que había estado apagado y empezaba a entrar en erupción, mi respiración se alteraba.

- Déjate llevar por las sensaciones- oía a Raquel con una voz suave y serena.

Me llamó la atención la pulsera que llevaba una mujer mientras abría su coño para facilitar la penetración de una polla fina y erecta totalmente depilada, diría que se la había visto puesta a alguien que conocía pero en esos momentos me era imposible poder recordar nada, empecé a sentir como si una fuerza me estuviera dominando, mis manos empezaron a acariciar mi abdomen sobre el vestido que llevaba puesto subiendo a mis pechos que masajee a la vez que abría mis piernas. ¿Qué me estaba pasando? Raquel me observaba con detenimiento mientras seguía con sus dedos acariciando mi cuello, bajé mis manos a mis muslos arremangándome la falda del vestido y con los dedos empecé a acariciar el interior de mis muslos.

Las imágenes se sucedían una tras otra en la pantalla del televisor, ralentizándose en ciertos momentos como si se quisiera mostrar con detalle toda esa vorágine de ...

... relaciones sexuales que emanaban: pollas que aparecían y desaparecían del interior de coños babeantes y húmedos provocando movimientos ondulantes de la piel en cada embestida que se producía, regueros de semen que corrían por las comisuras de los labios como lava que e lentamente invade el terreno.

No sé de qué manera, pero me sentí con las piernas totalmente abiertas, la tira de mi tanga corrida a un lado y mis dedos friccionando mis labios vulvares cada vez con más ritmo mientras mi respiración se alteraba. Volví mi cabeza a un lado y observé a la doctora que había abandonado mi masaje en mi cuello y realizaba anotaciones en un cuaderno.

- ¿Te sientes bien?, es necesario que liberes todas tus energías, desahógate sin remordimiento- añadió observándome con el cuaderno apoyado sobre sus piernas cruzadas como si estuviera acostumbrada a esas situaciones.

Un fuerte espasmo me invadió, aumentando frenéticamente el ritmo sobre mi coño encharcado y un grito ahogado salió de mi garganta mientras inclinaba mi cabeza hacia atrás presa de la excitación.

Quedé exhausta sobre el sofá empapado del orgasmo brutal que había tenido, según pasaban los segundo empecé a tomar conciencia de la situación en la que estaba y el remordimiento empezó a invadirme.

- Lo siento doctora, no sé que me ha pasado- le dije mirando al frente con un sentimiento de culpabilidad.

- No has de sentir nada, has liberado la ansiedad que te aprieta como una cadena y el resultado es este- añadió Raquel ...