El cliente de mamá Libro II //Cap. 2
Fecha: 06/02/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos
... me monta, colocándose a horcajadas y me empieza a darse sentones cuando se introduce mi falo dentro de ella.
—¡Aaahhh… putita…!
—¡Me estás rellenando todaaa Erik…!
Mientras ella baila sobre mi verga yo llevo mis manos a sus tetas y las estrujo, para luego pellizcarle sus pezones con las yemas hasta que grita de dolor y placer.
—¡No dejes de darse sentones… así, culona, así…!
La manera en que ella empieza a botar su culo sobre mis muslos es abrumadora. Devuelvo mis manos por sus laterales y las desciendo hasta llegar a sus caderas, de donde la agarro para impulsarla en su cabalgada.
—¡Se nota que hacía tiempo que no te cogían!
—¡Ah, síii… y cuánta falta me hacía! ¡Cógeme duro, mi coronel, muy duro! —me dice, trayendo de nuevo a la mente a mi adorable madre.
Las tetas de la madre de mi peor enemigo botando en su pecho mientras sube y baja sobre mi pene le otorga al momento un morbo y calentura adicional.
—¡Siento… que me orino… Erik…! ¡Oh! ¡Aaah! ¡Ufff!
Los burdos sonidos de sus nalgas azotando sobre mis piernas mojadas por sus flujos, mientras sus redondas tetas botan una y otra vez en su pecho me escalofría.
—¡Dios! ¡Dios! ¡Qué rico me la metes, que ricoooo!
Cuando hacemos un cambio de posición, aprovecho para ponerla a cuatro patas y que me ofrezca su delicioso culo, el cual, todavía con la tanga puesta, se parte por mitad. Enfilo mi venoso miembro sobre su vagina ya entreabierta y se la vuelvo a clavar mientras la agarro a nalgadas ...
... que dejan mis dedos pintados en sus glúteos.
—¡Ay, Erik, aaaay!
Mientras la taladro fuerte abro sus nalgas con mis manos, sólo para lograr ver ese encantador ano dilatado que alguna vez tronaré.
Pero es oírla gritar y jadear de placer, mientras su hijo debe de tener las orejas pegadas a la puerta, para sentir que voy a correrme en cualquier momento.
—¿Dónde los quieres? —le digo—. ¡Ya voy a eyacular!
—¡Aquí… aquí… en mis nalgas… quiero sentirlas embarradas de tu lechita caliente… por favor!
—¡Como ordene la reina!
Chorros espesos chocan contra sus abombadas nalgas, mientras la madre de Alex jadea con lascivia mientras siente la cantidad ingente de esperma que le cruzan el culo una y otra vez.
—¿Por qué me miras tanto con esa sonrisa pícara, eh, guarrona? —le pregunto cuatro horas después, después de la tercera cogida que le pongo y cuya corrida esta vez ha caído en su carita, que se empieza a limpiar.
—Porque en verdad eres un chico muy guapo, Erik, al cual, por cierto, le doblo la edad.
—¿Qué pasa con la edad? —le pregunto mientras veo su maquillaje corrido y sus labios hinchados.
—Tengo 50 años.
—No los aparentas…
Los polvos que nos hemos dado han sido tan desenfrenados que la pobre ha quedado sin la peluca, pero sí con sus cabellos rubios enmarañados.
—Sabes que sí, cariño —me dice. Carmen posa sus carnosas nalgas sobre sus talones mientras se limpia los restos de esperma que le he dejado—. Ya soy una mujer madura a la que le da ...