Irene y sus primos (parte 2)
Fecha: 06/02/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
Desde esa noche con Julián en la vieja estación, inventamos mil maniobras para encontrarnos a solas y fui aprendiendo con mi primo las artes sexuales. ¡¡Me encantaba coger!! Ya sé, no soy boluda, a cualquiera le gusta, pero en mi caso, era una adicción terrible. Aprendí a chupar bien una pija, lamiéndola, dandole toques con la lengüita en la cabeza (me encantaba sentirla vibrar), a pasar de cálidas mamadas hasta chuparla fuerte como bombilla de mate, a masturbarlo mientras le apretaba suavemente las bolas y la lamía, a mostrarle mi boca llena antes de tragar la leche. Aprendí distintas posiciones, acostados, sentada sobre él, de pie. Todo me parecía fantástico y no entendía porqué algo tan lindo estaba tan prohibido. ¡¡Qué mierda tenían las monjas en la cabeza haciéndonos dar temor de hacer esto tan bonito y placentero!!
Una noche salí con mis tres primos y fuimos los cuatro a hacer un fogón al lado de la laguna. Era un día de semana y a esa hora no había ni un alma. Llevamos salchichitas para calentar en la fogata y una salsa donde mojarlas, papitas, chizitos y dos gaseosas. Pero Roque (otro de mis primos) sacó dos botellas de vino y una de ginebra y empezaron a pasarlas en ronda. Yo no quería desentonar y le daba traguitos pequeños. Pero entre jodas, chistes, cargadas y bromas, me fui entonando sin darme cuenta.
Pedro (mi tercer primo) se levantó y empezó a sacarse la ropa. “Voy a nadar”, dijo, se quedó en boxer y se metió al agua. Los otros dos empezaron a ...
... imitarlo. “Vamos primita, vení”. Yo estaba entre la vergüenza, las ganas, la curda y la excitación de verles los tres bultos que se marcaban en sus boxers. Pero no me animaba. Los tres vinieron, empezaron a joderme, a animarme, a decirme que me deje de joder, que eramos todos primos y terminaron logrando que me saque el vestido y vaya con ellos.
En el agua, ellos empezaron a empujarse, a mojarse y a joder como siempre hacían. Pero de pronto, Roque y Pedro me agarraron entre los dos, uno de los pies y otro de las manos, me bambolearon y me tiraron al agua. Nuevamente me agarraron entre dos y yo intentaba desasirme. Mientras eso pasaba yo sentía el roce de sus manos en mi cuerpo, en mis tetas, en mi cola. En un momento Pedro me abrazó y Roque empezó a darme chirlos porque decía que era una mala primita que no quería jugar. Después vinieron los tres y me abrazaron, me pidieron disculpas y me llevaron en andas al fogón. Pero el roce de sus manos tomándome de la cola, sus brazos musculosos abrazándome y verlos desnudos (junto a mi incipiente borrachera) me hizo mirarlos distintos.
Los tres estaban buenos, eran atléticos, musculosos, con las colitas duras y unos bultos prominentes. Estuvimos un rato pasando la botella de ginebra hasta que se terminó. Yo estaba bastante “alegre” por decir poco y mi libido me hacía malas jugadas con esos tres machos a mi alrededor. Además, todos me trataban como una reina, me cuidaban y me atendían.
- “Vamos a jugar a la botellita ¿quieren? dijo ...