¿Por qué a mí? Capítulo 46 - Relatos Eróticos

¿Por qué a mí? Capítulo 46

... no vivirías esto, yo siempre pediré por tu bien, no seas hereje con Dios. – Ella comenzando a llorar.

Mi mamá estaba siendo incoherente con sus palabras; primero cuestionaba el por qué Dios me hacía esto y ahora lo decía cómo si ser homosexual fuera pecado; esa actitud me estaba molestando mucho, por lo que mi reacción fue de levantarme presuroso de la cama del hospital sujetarla del brazo y sacarla de la habitación.

– Ya no te aguanto mamá, en verdad, no te aguanto, pensé que este tiempo que estuve casi muerto tu mentecita fanática ya había entendido y aceptado mi sexualidad, pero cada que quieres arreglar las cosas con tus palabras y acciones terminas regándola y arruinando todo, así que vete, espera junto a papá o vete a la capilla a seguir rezándole a figuras de yeso que nunca han servido para nada y a mí déjame en paz. – Muy molesto le cerraba la puerta y apretaba los puños, sin darme cuenta que mi brazo estaba sangrando.

– Job no seas así, lo hago por tu bien, Job, Job, ¡te estoy hablando! – Me hablaba fuerte queriendo entrar.

– No mamá en serio vete, si me voy a morir quiero quedarme con el recuerdo de que eras una madre amorosa antes de saber todo mi mal, así que por favor retírate y déjame aquí esperar a que vengan para operarme. – Le hablaba siendo prudente, bueno, tratando de serlo, siendo más tranquilo y conteniendo las ganas de llorar.

Mi madre llorando se iba con mi papá y hermanos a la sala de espera, allí les platicaba las cosas a su versión ...

... por supuesto, dejándome a mí como el malo y ella siendo la víctima. ¿Ustedes que hubiesen hecho si su madre o un familiar primero les muestran compasión y después sacan su verdadero pesar queriendo culparte de algo que no estaba en tus manos?

Me retiraba de la puerta, quitaba el seguro y en ese momento tocaban, la abría conteniendo mis lágrimas y mi intento de querer llorar a mares.

– Hola, vi a tu mamá salir llorando, ¿qué sucedió?, ¿estaban discutiendo? – Era Alan Alejandro que preocupado me venía a ver.

– No pasó nada, sólo que mi mamá se puso algo intensa y sus palabras no son las adecuadas, no debía ser así. – Apretaba los puños tratando de no llorar.

– Job es tu mamá, compréndela, esta así por tu situación y si te dijo algo que no te gustó pues deja de hacerle caso, no le des importancia a algo que no, ahora sí eso que dijo hay algo de verdad, lamento decirte Job que debes ser maduro y aceptarlo, así que ya, tranquilo y mejor deja que te revise por qué estas sangrando del brazo. – Alan Alejandro me decía algo que sí, tenía razón en hablarlo, sin embargo no era lo que requería en ese momento.

– Es verdad, no me había percatado del suero. – Bajaba la mirada y veía la sangre salir en gotas grandes de mi brazo.

Con la fuerza que ejercí al sacar a mi mamá, me desconecté del brazo, estaba sangrando y el suero goteando.

– Mira, espera, ven, recuéstate y voy por un nuevo equipo, creo que te acabas de rasgar y por eso la sangre emana así. – Alan me ayudaba a ...