1. La historia de Arturo


    Fecha: 01/03/2025, Categorías: Incesto Autor: ElFantasmaRojo, Fuente: TodoRelatos

    ... podía sostenerle la mirada y estaba nervioso. Lorena se percató de eso, pero continuó con las preguntas. Estaba intrigada.
    
    - ¿Cómo cruzaron el límite?
    
    Arturo pasó saliva y se acomodó nuevamente en el sofá. Se sentía incómodo, pero también algo excitado al recordar con detalle cada cosa que los llevó a la cama a él y a su madre.
    
    - Al principio todo empezó como un juego. -Dijo después de un momento casi con voz temblorosa. -Siempre hemos sido así, muy cariñosos entre nosotros. Primero eran abrazos: de repente la agarraba fuerte de la cintura y bajaba las manos a sus caderas. Todo era muy físico. En una ocasión, bromeando, le pellizqué las nalgas y no dijo nada, solo se rio. A partir de ahí y se las quise agarrar, siempre como un juego, a lo que ella respondía riéndose y fingiendo que me regañaba. Supongo que nunca sintió malicia en lo que hacía y solo se dejaba llevar. Una vez me pidió que le diera un masaje y creo que ahí fue donde perdimos el control. Le estaba frotando el cuello y lentamente se me fueron las manos: le agarré las tetas y ella solo se rio. Se quitó luego y me regaño como siempre, pero no dijo nada más. Desde ese momento nuestro “juego” era ver si le podía agarrar las tetas ahora. E igual que con los pellizcos, al principio se quitaba y “manoteaba” intentando quitarme y en respuesta, trataba de pellizcarme a mí. Hasta que un día, no sé si harta de mi insistencia, no se resistió y se las agarré bien. Eran suaves y pesadas. Las agarré con ambas manos y ...
    ... las froté un momento. Esa vez traía puesto un vestido de una tela muy delgada y podía sentir los pezones a través del brasier. Ella solo me sonrió y se ruborizó un poco y al cabo de uno segundos se quitó. Desde entonces se las toco por “accidente”, siempre y cuando no esté mi papá.
    
    - ¿Se escondían?
    
    - Siempre. Sabíamos que no era correcto, pero igual lo hacíamos. También se las miraba, ya sin vergüenza y ella lo sabía. Inclusive cuando me sorprendía viéndole el escote, presionaba sus tetas con sus brazos para que se vieran más grandes. Igual, siempre riéndose o bromeando. Recuerdo que un día llegué temprano a la casa y mi mamá estaba haciendo la comida. Como de costumbre le di un beso en el cachete y cuando la abracé se las agarré. Esa vez si la note nerviosa pero igual nos dejamos llevar. Se las estuve masajeando tanto tiempo que creo que se empezó a excitar, por que empezó a respirar más profundo y dejó lo que estaba haciendo. Solo se quedó quieta mientras le sobaba las tetas, hasta que con una mano me empezó a acariciar el cabello.
    
    Lorena notó su respiración agitada y trató de calmarse. Un extraño cosquilleo le recorrió el cuerpo y suspiró profundamente. No era raro para ella excitarse con las confesiones de sus pacientes, ya que tenía una especialidad en terapia de pareja y oía toda clase cosas, pero aquella historia la estaba poniendo demasiado nerviosa. El detalle con el que le contaba como fue seduciendo a su madre la hizo pensar en su hijo y el corazón le latió ...
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