Un combate y una fiesta (I) - Relatos Eróticos

Un combate y una fiesta (I)

... de experimento social.

Incluso el periódico de más tirada de la comarca entrevistó al campeón Marcus, para conocer su opinión sobre la pelea. El campeón se mostró muy bromista sobre el asunto:

“Si esa chica quería ir al campeonato estatal podía haberlo hecho de animadora”,

“Espero que si luego hay que arreglarle la cara, no pidan que pague yo el arreglo”

“Supongo que la chica quería tener una cita conmigo y no se le ha ocurrido otra forma…”

El combate se iba a celebrar en el gimnasio del colegio Sto Tomás y cuando llegó el día programado parecía que las gradas iban a quedarse pequeñas.

“Durará un asalto, pero puede hacérsele eterno a la chica” aseveró el principal reportero deportivo de la zona. Era una de las variadas voces críticas sobre aquel enfrentamiento.

El primero en llegar al ring fue el campeón Marcus. Los ojos de más de una chica se perdieron en su físico. Esas espaldas anchas, sus brazos musculados y definidos, los abdominales cincelados, marcados uno a uno, el pelo alborotado sobre la frente… muchas de las chicas del colegio Sta Gracia le hacían ojitos y no podían disimular el deseo y las expresiones admirativas ante aquel físico privilegiado y aquella apostura atlética.

Pero cuando esas chicas estallaron en gritos de ánimo fue cuando llegó al ring Susy, la luchadora que iba a representar al colegio Sta Gracia. Llevaba el pelo recogido en una doble coleta, y sus ojos marrones, su nariz respingona y su boca carnosa mostraban una actitud ...

... decidida. Tenía una espalda bien moldeada y unos brazos no muy musculados pero tonificados y contundentes. Sus tetas eran quizá demasiado voluminosas para una luchadora, y eso podía ser un problema, a pesar de la pequeña protección que su top llevaba.

Pero lo que más llamaba la atención de la luchadora eran sus piernas y el culo que marcaba su pantaloncito. Un culo prominente, rotundo, y unas piernas anchas y bien contorneadas, de gran tamaño.

Capítulo 4

Con la árbitro explicándoles las normas del combate, ambos luchadores se situaron frente a frente. Marcus lucía una medio sonrisa, y la miró hacia abajo como un halcón miraría a una paloma. Le sorprendió el grosor y rotundidad de las piernas de la chica, que acababan en aquel culo saliente. Miró sus pechos abultados bajo el top presionante que llevaba una mínima protección. Era una buena zona para colocar unos cuantos golpes pensó medio sonriendo.

Susy aparentaba estar serena, pero la tensión afloraba a sus ojos marrones. Era terreno desconocido para ella, y quizá en ese momento, a la vista del físico de músculos esculpidos que tenía enfrente, pensaba que no había sido tan buena idea.

Sonó la campana y Marcus sin esperar a ningún tipo de tanteo se lanzó sobre ella. Buscaba la aproximación, tenerla a distancia de sus guantes, para empezar a descargar el castigo. Mandó sus primeros puñetazos pero Susy mostró una esquiva notable, y una velocidad de movimientos prodigiosa. Se movía con rapidez por el ring, rehuía los ...