La profesora de autoescuela (5ª parte y final) - Relatos Eróticos

La profesora de autoescuela (5ª parte y final)

... pequeña sonrisa al recordarme atada, con el trasero en pompa y como una señora se me había follado con una gran polla de plástico y como su marido había ocupado su lugar y me había estado penetrando, y su imponente barriga golpeando, hasta que se corrió en mi recto. Que fuerte!! y como me había empezado doliendo y había acabado pidiendo más. Soy un bicho pensaba y de allí nacía mi sonrisa. Para sorpresa de mis padres me pasé todo el fin de semana sin salir de casa. Tenía que recuperar fuerzas. Mi madre, que tiene un gran instinto, no paraba de mirarme como si supiera alguna cosa. Pero seguro que no.

El lunes ya casi no me dolía el ojete, era más un agradable recordatorio que dolor, así que volví a la Universidad, pero tenía la cabeza puesta en la visita a esta tarde al autoescuela. Después de clase estuve de los nervios hasta que a las 19.00h bajé y me fuí para allá.

Entré por la puerta y ví que la Señora estaba en el despacho sola:

Silvia, por favor, por el cartel de “Dando clases”, cierra la puerta y pasa al despacho.

Así lo hice y me fuí hecha un manojo de nervios hacia allá.

Siéntate por favor, ¿cómo estás?

Bien Señora.- respondí obediente

Ai, preciosa. No tienes que llamarme Señora. Tu entrenamiento ha acabado. Puedes llamarme Rosa.

Pero, ¿cómo ha acabado? Yo quiero aprender más cosas. Quiero seguir obedeciendo sus instrucciones. Creo que he sido una buena alumna.

Has sido la mejor en mucho tiempo, de verdad. Pero ahora conviene que ...

... descanses un poco. Olvídate de esto y céntrate en estudiar. Esto puede generar una cierta adicción y es algo que no quiero para mis amigos.

Pero quiero seguir.- Dije con un mohín de disgusto. Sabía que estaba sonando infantil pero me daba igual. No pude evitar que una lágrima se me escapara

Ya veremos más adelante, pero ahora me tienes que devolver el anillo.

Quería seguir siendo su discípula, así que a regañadientes me saqué el anillo y se lo devolví. La verdad es que hacía poco que lo llevaba pero ya formaba parte de mi. Lo iba a echar de menos.

Buena chica. Ahora coge el sobre que tienes delante y ábrelo.

Sobre la mesa vi un sobre blanco cerrado. Cuando lo cogí parecía vacío, lo abrí y de dentro cayó una tarjeta que reconocí enseguida. Era un carnet de conducir e iba a mi nombre. ¿Qué? ¿Como?

Ja ja ja .- se rió la Señora al ver mi cara. Debía estar con una cara de idiota importante porque se estaba descojonando. Cuando se serenó un poco dijo.- El caballero que conociste el viernes, y su señora, es el responsable de la Dirección General de Tráfico, y ha movido un par de hilos para conseguirlo. Les dejaste muy impresionados y te lo querían agradecer. En todos los años que llevó aquí es la primera vez que lo ha hecho, y ya te digo que no es la primera vez que han conocido amigos mios. Así que enhorabuena. De todos modos, tienes que hacer unas clases para dejarme tranquila de que no vas a tener un disgusto al volante por culpa mía.

La verdad es que el regalo era ...