Extraño matrimonio - Relatos Eróticos

Extraño matrimonio

... demostración más para el marido de las cosas que se pueden hacer para disfrutar del sexo. La alcé en brazos y la dejé sentada en el borde del sofá. Me acomodé entre sus muslos y empecé a chuparla los labios mayores del sexo hasta que se corrió, momento en el que expulso abundantes fluidos que aproveche para embadurnarme la cara.

Era el momento de rematar la sesión. Me aplique con la lengua directamente en el clítoris y empezó a gritar. No la di respiro hasta que estalló en un tremendo orgasmo. Me incorporé y le puse la cara frente a la suya. No tuve que decirla nada. Empezó a pasarme la lengua recogiendo todos sus humores al tiempo que se llevó la mano a la entrepierna y empezó a masturbarse. Una vez con la cara limpia, nos fundimos en un acalorado beso. Fue su forma de agradecerme lo que había hecho por ella.

Me vestí y el marido me dio el dinero prometido. Pensé en no aceptárselo, pero al ver sus lágrimas deslizándose por las mejillas decidí cogerlo. No se merecía que le regalara nada y yo había cumplido con lo acordado.