GINA: LA HISTORIA Primera parte - Relatos Eróticos

GINA: LA HISTORIA Primera parte

... a coger con putos. Yo de inmediato le dije que aceptaba lo que quisiera, pues me estaba haciendo feliz. Salió a atender su negocio y cuando regresó, venía cargado de ropa de la más fina y zapatillas de moda, así como un poco de maquillaje, destacándose los labiales rojo brillante.

Me fui al cuarto a vestir y a arreglarme, y cuando regresé a la sala, emocionadamente se me acercó y me besó diciéndome: Quiero que seas mi esposa, ¿aceptas?; Sí, sí, sí; le contesté. Entonces, para demostrarle mi aceptación, ahí en la sala me arrodillé y besé su verga que ya estaba erecta, sobre el pantalón. Esto lo excitó de tal forma que haciendo que me reclinara en un sillón, me subió la falda, se bajó los pantalones y calzoncillos y me poseyó salvajemente de pié. Su verga parecía haber crecido desde el día anterior, pues la sentí hasta las más recónditas profundidades de mi intestino. Este placer se prolongó durante varios dulces minutos, y antes de eyacular, me la sacó e hizo que me arrodillara de nuevo para terminar en mi boca. Esta fue la primera vez que sentí y paladeé el delicioso sabor del semen, cosa que de ese momento hasta el actual, me encanta.

Viví con mi tío casi un año, hasta que mis padres fueron por mí, pues tenía que volver a la escuela, a la secundaria. Vale la pena mencionar que yo fui lampiño hasta los veintitrés años, así que mi apariencia era, sino femenina, sí delicada; por lo que vestida y maquillada era una mujer de agradable presencia.

Ya otra vez en ...

... Guadalajara y en la escuela, me traté de liberar de mis tendencias homosexuales, más que nada por cuestiones religiosas, pues atravesaba por una verdadera crisis de identidad. No sabía que camino tomar y no tenía con quien charlar de las cosas que pasaban por mi cabeza.

En el momento que más crítica estaba mi situación sexual (tenía miedo hasta de verme desnuda); apareció en mi vida Joaquín, un compañero de la escuela que al igual que yo, se interesaba por la electrónica y con el que pasaba grandes momentos experimentando con circuitos electrónicos, sobre todo con los recién aparecidos transistores.

En el departamento donde vivíamos mi familia y yo, en pleno centro de la ciudad, existían unos cuartos en la azotea para la servidumbre, el que usaba yo para jugar a la electrónica, y ahí nos reuníamos Joaquín y yo para experimentar.

Como decía anteriormente, mi crisis de identidad era muy grande, pues no podía olvidar el tiempo que pasé con mi tío desempeñando el papel de mujer-amante, y en ocasiones añoraba ese tiempo. Pero debido a las inhibiciones religiosas me autocontrolaba y desechaba cualquier pensamiento de ese tipo.

Joaquín era un muchacho que en modo alguno pareciera homosexual, pues hasta se jactaba de tener varias novias y era muy apreciado en la escuela. Alto, delgado y carismático, lo buscaban todos los compañeros para invitarlo a formar parte del equipo de basquetbol y a las fiestas. Yo en ese entonces era más bien retraída y no me gustaba participar en esas ...