La Feria Medieval - El Museo 2 - Relatos Eróticos

La Feria Medieval - El Museo 2

(Segunda parte de este nuevo relato sobre la Feria Medieval, cuando lo escribí me pareció demasiado largo para un solo capítulo, y como había un momento obvio para dividirlo decidí publicarlo en dos parte. Espero que disfruten.

Gracias por leer mis historias y traducciones, por vuestros comentarios y valoraciones)

La Feria Medieval - El Museo 2

“Despierta Katia, tienes que prepararte para tu primer día de trabajo;” me dice Mike abriendo la puerta de la jaula.

Repitiendo lo mismo que he hecho durante los últimos quince días, salgo a gatas de la jaula y miro a mi alrededor buscando al resto de mis amigas, aunque hoy no las veo por ningún lado de la habitación, ni siquiera veo las jaulas donde han estado durmiendo hasta ahora.

“No regresarán aquí, a partir de ahora dormirán en el nuevo edificio del museo, solo volverán a esta habitación cuando decida follarme a alguna de ellas;” me dice indicándome que me acerque a él.

Sé bien lo que quiere Mike, llevo haciendo lo mismo todos y cada uno de los días transcurridos desde aquella mañana en el museo, cuando les dijo a los trabajadores que habían ido para recoger todos los aparatos y trasladarles a la Feria Medieval, que yo era una esclava más propiedad del museo, con la única diferencia respecto a mis cinco amigas que también acabaron esclavizadas que no podían follarme.

Me acerco a Mike a gatas y me coloco entre sus piernas, llevándome al momento su polla a la boca, todavía está duro señal inequívoca de que ...

... acaba de follarse a alguna de mis amigas, seguramente por el sabor afrutado que saboreo al chupar su polla, a Alice.

Apenas me cuesta unos segundos llevarme la mitad de la polla de Mike a la boca, comenzando a mover mi cabeza arriba y abajo para tragármela toda, si los primeros días apenas era capaz de tragarme poco más de la mitad de su longitud, ahora me la llevo en toda su totalidad sin ningún problema, sin ningún reflejo nauseo. En el momento en que mis labios tocan el vientre de Mike es cuando él me agarra la cabeza y comienza a follarme la boca, sin detenerse hasta que se corre en mi garganta.

Sin dejarme casi respirar, Mike me pone de pies y retira la placa del cinturón que cubre mi coño y mi clítoris. En cuanto me llevó a la Feria, sustituyo el oxidado cinturón de castidad que me había puesto en el museo por un modelo moderno, con un diseño similar, pero elaborado con nuevos materiales, cumpliendo con la función de no permitirme masturbarme. Una vez retirada la placa lleva dos de sus dedos a mi interior, comenzando a moverles y meterles y sacarles, acercándome al orgasmo, pero como ha repetido durante todos estos días Mike se detiene junto cuando estoy al borde del orgasmo, dejándome de nuevo frustrada y ansiosa por correrme.

“Pórtate bien hoy y podrás correrte esta noche:” me dice Mike colocando de nuevo la placa. “Conseguirás un orgasmo por cada chica a la que consigas convencer que pruebe un aparato del museo, y además te dejare jugar toda la noche con Lorena ...