Konosuba: Dios bendiga las perversiones - 4 - Relatos Eróticos

Konosuba: Dios bendiga las perversiones - 4

... lujo para viajar, el viaje de Kazuma hacia la capital del reino de Belzerg dio comienzo, y Kazuma tuvo que aceptar que tenía su encanto ver desde la comodidad de una carroza los paisajes del reino mientras una chica linda, Darkness en este caso, de tanto en tanto se encargaba de sus necesidades sexuales solo usando su boca.

Al fin luego de un largo viaje llegaron a la ciudad capital. Kazuma se dedicó a hacer un poco de turismo, después de todo no todos los días se iba a la ciudad capital, y ahora sí, fueron al palacio.

Al ser él el héroe que les había salvado del rey demonio, amigo personal de la princesa y además, haber avisado por adelantado que iban, Kazuma y Darkness no tuvieron problemas para ingresar al castillo, hogar de la familia real y centro del gobierno. No obstante, sí había un pequeño pero: los criadores le notificaron a Kazuma que la princesa se estaba encargando de un pequeño asunto y que no podría atenderlos de inmediato, no obstante había solicitado que por favor le esperaran en su alcoba y que ella se uniría a ellos de inmediato, cosa que Kazuma había aceptado.

Y así era como habían llegado a las habitaciones de la princesa, esa que parecía más un departamento que una recámara.

Al principio Kazuma pensó que la espera por Iris no tardaría mucho, pero ya había pasado un largo rato, incluso los criados les habían llevado té y poco más tarde, un tentempié para aplacar el hombre del medio día, y todavía no había rastros de la princesa.

Joder, y ...

... Kazuma que esperaba que ir a capturar a la princesa sería rápido. Miró a Darkness, quien estaba sentada a su lado con la espalda recta, la cara inexpresiva y mirando hacia el infinito. Desde que habían llegado no se había movido lo más mínimo al punto de que si él no supiera lo que estaba pasando, podría pensar que había traído una estatua de su amiga en lugar de a la chica verdadera.

Dejó de mirar a la rubia y giró la cabeza hacia la enorme cama que estaba ahí con ellos en esa gran habitación. Era por mucho más grande que la que tenía en casa y sin duda, se veía más cómoda. Su verga estaba dura, ya tan acostumbrada a tanto sexo, empezaba a ser incómodo no tener alivio sexual tan constante como al que se había visto sometido en espera de la princesa.

Empezó a juguetear con la idea de ponerse travieso con Darkness en lo que seguían esperando por Iris. Ir a la cama de esta o tal vez a su cuarto de baño privado y usar los muslos o la boca de la paladina para libera algo de tensión sexual, después de todo, estaba seguro de que nadie se enteraría…

Justo había decidido que sí haría la travesura y estaba a punto de darle la orden a Darkness, cuando algo ocurrió: la puerta de la habitación se abrió de golpe.

Las palabras que Kazuma estaba por decir se atoraron en su garganta, mientras que la dueña de la habitación entraba.

—¡Kazuma oni-chan! ¡Darkness Onee-sama! —dijo una voz que se antojaba bastante infantil, con la actitud de hermanita menor muy cariñosa de anime con ...