Caléndula en Oriente
Fecha: 03/04/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Anejo, Fuente: TodoRelatos
... amasando y masturbando a la indefensa Caléndula. Uno de ellos, alto y enjuto, a quien llamaban el Turco por ser de este origen étnico, llamó al orden al grupo.
Vamos, amigos. Basta de proporcionar placeres a esta diablesa. Su dueño nos la ha cedido para aplicarle el correctivo que merece.
Caléndula se puso a temblar de miedo al oir al Turco, pero este temor se tornó excitación y su sexo se empapó todavía más.
Los otros se apartaron para observar la actuación del que parecía ser el más experto en maltratos de la concurrencia.
Los primeros cachetes cayeron sobre las tetas, que bailaron como dos flanes de vainilla con un fresón durísimo en el centro.
Sin reparar en los gemidos de dolor, y algo más que dolor, de Caléndula, el turco tiró de uno de sus muslos para exponer su húmedo tesoro. Con la mano abierta, asestó cuatro fuertes palmadas. Después introdujo dos dedos y los extrajo. Levantó la mano en señal de triunfo y se frotó las remojadas yemas delante de todos. Finalmente, secó sus dedos en la mejilla de la avergonzada muchacha.
Esta chica es un tesoro. Miren ustedes qué manantial de jugos. Con el cinturón vamos a ver un torrente de flujo bajar por sus muslos.
Y tomando la correa del pantalón pidió espacio libre para empezar el castigo. Caléndula no había perdido todas sus ropas; simplemente le habían levantado la camisola y el corpiño hasta los hombros,y le habían bajado las faldas hasta las rodillas.
El primer latigazo restalló en las redondas y ...
... duras nalgas, dejando una marca roja en la piel y un grito de dolor en el aire. El turco era experto en la flagelación. A saber a cuantas esclavas díscolas había adiestrado en la sumisión sexual a sus amos allá en la lejana Arabia. Sus azotes caían simétricos y cadenciosos, dejando varios segundos a la víctima para recuperarse de un zurriagazo antes de recibir el siguiente. El vientre, los senos, la espalda, los muslos, toda la piel de Caléndula estaba recibiendo el merecido castigo y las marcas rojas decoraban aquel cuerpo hecho para pecar en armonioso equilibrio, a distancias regulares y con una innegable estética que la muchacha no podía apreciar, ya que sus ojos derramaban copiosamente lagrimones amargos, la baba se escurría de sus labios y, ¡oh sorpresa! Sus secreciones vaginales empezaban a desbordar su vellosa vulva para resbalar muslos abajo, como el verdugo había pronosticado.
Era cierto - observó don Nicanor - la flagelación la lleva al orgasmo
Es sorprendente - reconoció don Hilarión.
Caballeros, acaben de desnudarla. Quiero aplicarle el castigo en los hombros y las pantorrillas.
Yo me pido los pies - exclamó el cuarto sujeto, que atendía por Torcuato - me hace ilusión darle de varazos en las plantas de los pies, como leí que hacían con las mujeres adúlteras en China.
Amigos, esto es demasiado - se lamentó Nicanor - si no me la follo ahora mismo me va a reventar la verga.
Señores, no se pasen - les conminó Basilé - a Caléndula solo la folla un ...