Compartiendo a su hija. Continuación
Fecha: 07/04/2025,
Categorías:
Incesto
Intercambios
Sexo con Maduras
Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30
... así, pero has venido tú a trastocar toda nuestra forma de pensar.
—Será la tuya, porque al tío se le fueron los ojos en cuanto me vio y yo sabía que quería follarme —contestó ella, con su habitual descaro.
—Sí, es verdad. Yo no era como él, pero me ha ido contagiando de sus vicios y le he permitido muchas cosas, ¿tú que te crees?
—¿Se ha follado a otras ya?
—Sí, aunque no te lo creas, pero eso que te lo cuente él, si quiere…..
—Bueno, me da igual. Pero si me gustaría compartirlo contigo.
—¿Sabes? Yo nunca le he comido el coño a otra mujer, ni cuando era cría tampoco, y cuando vi el tuyo me dieron muchas ganas de probarlo.
—¿Sí? Jaja, no me digas……
Yo le puse cara de que era verdad lo que le decía y ella me propuso:
—¿Quieres hacerlo ahora?
—Bueno, estoy un poco nerviosa, pero a ver como lo hago….
Mi sobrina se bajó las bragas y se puso en la cama con las piernas abiertas y flexionadas, mostrándome su lampiña y abultada vulva con sus sonrosados labios vaginales, que eran toda una invitación a ser lamidos sin descanso.
Empecé a lamerla como con miedo a hacerla daño, pero ella me dijo:
—Méteme la lengua dentro, tía, cómemelo sin miedo, que ya me mojaste toda.
Esos jugos precisamente fueron los que dispararon mi libido y ya sin miedo, me puse a comer eso coño tan tierno para mí, pasando mi lengua por todos sus rincones, metiéndole el dedo y buscando su clítoris para llevarla al clímax del placer.
Cuando lo aprisioné entre mis ...
... labios, ella se retorcía y gemía como una loca, volviéndome a regalar ese néctar de niña adolescente que me resultaba embriagador, comprendiendo perfectamente a los hombres que les gustaba comerse un buen coño hasta la corrida final, como muchas veces me había hecho mi marido.
Lourdes me sujetó la cabeza en ese momento final de su orgasmo para mantener la presión adecuada, quedando finalmente exhausta sobre la cama y cuando empezó a recuperarse un poco le propuse que me lo comiera ella a mí, lo que aceptó enseguida.
Me sentí la mujer más perversa del mundo, abriéndome de piernas ante mi sobrina para que empezara a comerme el coño, que lo miraba con curiosidad antes de poner su cabeza entre mis muslos, apartando mis vellos para abrirse paso entre mis grandes labios vaginales, ya deformados por la edad y pasando su lengua entre ellos, empezó a hacerme sentir las primeras sensaciones de placer que puede tener una mujer a la que le están comiendo el coño de la forma acertada.
Su pequeña boca se abría paso hasta llegar a mi clítoris, que ya estaba totalmente expuesto para ser devorado por su lengua, y en medio de su excitación, me dijo:
—¡Qué pasada….! Parece una polla pequeñita.
Efectivamente, mi sobrina lamía mi clítoris como si estuviera chupando la polla de algún amigo de ella, haciéndome ahora a mí retorcerme de placer y gimiendo cada vez más fuerte hasta que llegó una corrida que la mojó toda la cara, volviéndose a sorprender de nuevo:
—¡Buuffff, tía! Vaya ...