El sueño de Marta 2 - Relatos Eróticos

El sueño de Marta 2

... gesto. Benjamín metía y sacaba su verga completamente, acariciando sus senos y sus pezones. Su madre gemía más y más fuerte cada vez que la tenia dentro, hasta que se volvió un rápido mete saca nuevamente.

—Me voy a correr,má. —Constanza lo atenazó con las piernas y lo sujetó de los brazos. Él entendió el gesto y no dejó de cogerla hasta que, gruñendo casi con rabia, inundó el interior de su madre. Apenas y sintió la calidez abriéndose paso en sus entrañas, Constanza estalló en un fuerte orgasmo que muy seguramente los vecinos tuvieron que escuchar. Fue una tórrida corrida que le duró bastante, tanto, que aún después de varios minutos no podía recuperar el aliento. Benjamín se inclinó a besarla de nuevo sin sacar la verga de aquel delicioso capullo, que expulsaba su simiente como si de una fuente se tratara.

—Pero qué delicia… —Dijo su madre sintiendo como el semen bajaba hasta su culo. Benjamín le besaba el cuello y el lóbulo de la oreja mientras ella acariciaba sus nalgas. —¿Por qué tanta injundia, hijo? ¿Qué se te ha metido? —preguntó aun con la respiración agitada. Sus mejillas estaban rojas y le punzaba la cien.

—Me vuelves loco.

—¿Te gustó correrte dentro demami?

—Nunca me había venido así, mamá. Eres una diosa. —Constanza se ruborizó aún más y nuevamente le dijo algo bajando mucho la voz. Martha seguía inmóvil en la ventana sin saber qué hacer o pensar, aunque estaba segura de que su sobrino la había visto. Recogió el condón que aún estaba empapado de ...

... los fluidos de su hermana y lo miró detenidamente un momento. Tenía restos de semen blancuzco en el interior y despedía un olor muy fuerte a la vagina de su hermana. Estaba concentrada apretujándolo cuando escuchó gemir a Constanza otra vez. Benjamín la tenía acostada casi completamente sobre su costado, y la penetraba sujetándole la pierna. La culeaba despacio y le chupaba los dedos del pie. <<¿No se cansan?>> se preguntó sorprendida, más por su hermana que por él.

—¡Cógeme fuerte,Benji! ¡Ya no tardo! —Le decía su madre casi con un hilo de voz. Benjamín se estaba tomando su tiempo, aunque tampoco duraría mucho, y después de bombear un par de minutos, Constanza tuvo otro orgasmo casi al mismo tiempo que él, más corto pero con la misma intensidad. Su hijo se separó completamente de ella y se recostó a su lado. Se besaban y acariciaban despacio como dos jóvenes amantes.

—¿Te imaginas que nos viera mi tía?

—¡Cállate la boca, Benjamín! ¡Se muere de un infarto la mujer! —Contestó entre risas. Martha se pegó más a la ventana nuevamente con el corazón acelerado. Estaba segura de que la había visto y lo decía por ella.

—¿Crees que se nos quiera unir?

—¡Ah! ¡¿Te la quieres coger también?! —preguntó Constanza en tono serio, algo molesta por la pregunta.

—Es que tu dijiste que habia pasado algo con ella hace mucho…

—Hace mucho, Benjamín, y estábamos en la preparatoria. No has contestado mi pregunta.

—Contigo me basta y sobra.

—Más te vale, cabroncito. Porque ...