1. Mi primera vez con una mamá del prescolar


    Fecha: 28/04/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Ero Relatos, Fuente: CuentoRelatos

    ... serie de médicos aburridísima. Estaba segura que ninguna de las dos estábamos prestando atención a la trama. Victoria se movía todo el tiempo, suspiraba, colocaba una pierna encima de la otra y luego cambiaba de opinión. Se estiraba, movía su pierna con nerviosismo, como un tic.
    
    Yo, en cambio, estaba dura como una estatua mirando fijo la televisión.
    
    Victoria rompió el hielo haciendo comentarios graciosos de la serie que estábamos viendo. Tenía que admitir que hacía de todo para que yo me sienta cómoda. Entre chiste y chiste comencé a relajarme. Pronto, las dos bromeábamos y reíamos sobre lo que estábamos viendo, que no era nada gracioso. Comencé a sentirme a gusto.
    
    - ¿Sabes? Podríamos ser grandes amigas – le dije.
    
    - Yo no quiero ser tu amiga, Flor – me dijo.
    
    - Oh – mi ilusión se había pinchado como un globo.
    
    - No, no puedo ser amiga de la gente que me gusta – dijo Victoria, con una sonrisa. No respondí. Sólo mi corazón respondió por mí, dando un respingo.
    
    Victoria se me acercó aún más en el sillón, me miraba con una sonrisa. Yo sólo la observaba con la respiración entrecortada. La tenía cada vez más cerca.
    
    - Siempre te he observado, cuando te quedas en la puerta de la escuela… qué hermoso culo tienes – dijo. No me ruboricé, estaba petrificada, pero disfrutaba oírla decir eso.
    
    Puso su mano en mi rodilla y comenzó a subir con un dedo hacia arriba, como marcando un camino. Luego, retrocedía hacia la rodilla y volvía a subir. La miré a los ojos. Con ...
    ... esa mirada Victoria entendió que podría hacer conmigo lo que quisiera. Yo ya no era yo. No era la Florencia de siempre, la madre dedicada y la devota esposa. Deseaba que esa mujer que tenía a mi lado me bese, sentir sus labios en mi boca, en mi cuello, deseaba sus manos recorriendo mi cuerpo.
    
    Victoria me sonrió con dulzura y se acercó aún más. Cuando estuvo a escasos milímetros de mí, me miró fijamente, su mirada pedía consentimiento. Tragué saliva y asentí.
    
    Victoria me besó con ternura, como pidiendo permiso. Su piel era suave, su perfume me embriagaba. Sin pensarlo demasiado, abrí mi boca y dejé que su lengua jugueteara en la mía. Nuestras lenguas se entrelazaron y ya la respiración caótica se había hecho parte de las dos. Victoria me mordía los labios con deseo. Yo sólo quería que su cuerpo se fundiera con el mío, tal cual lo hacían nuestras bocas.
    
    Comencé a acariciarla mientras nos besábamos, pasaba mi mano por su brazo, su cuello, el contorno de su cintura. Me desconocía a mí misma, pero lo estaba disfrutando. Disfrutaba del cuerpo de aquella mujer que tanto había observado durante meses. Sólo que no sabía, hasta ahora, que la deseaba.
    
    Victoria también comenzó a acariciarme, pero sus caricias fueron más osadas que las mías. Rápidamente sus besos se tornaron más apasionados y su mano comenzó a vagar por debajo de mi ropa, llegando suavemente hacia mis senos. Los acarició con delicadeza y luego los apretó.
    
    Mi sexo comenzó a mojarse rápidamente, Victoria me ...
«1234...»