Mi primera vez con una mamá del prescolar
Fecha: 28/04/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Ero Relatos, Fuente: CuentoRelatos
... estaba calentando como nunca antes me había sentido. La imité, pasé mi mano por debajo de su top y acaricié sus turgentes senos, que estaban más al alcance que los míos.
Victoria se detuvo por un segundo para sacarse rápidamente el top y también mi ropa, dejándome en sostén. Era una diosa, llevaba un brasier blanco, sencillo, pero sumamente sensual. Se sentó encima de mí, poniéndome una pierna a cada lado, y quedamos cara a cara. Suavemente comenzó a acariciarme el borde de mi mandíbula, bajando con sus dedos por mi cuello, mi clavícula, acariciándome y apretujándome los senos por encima del brasier. Yo la sostenía por la cintura, sin dar crédito a lo que estaba pasando. Estaba disfrutando muchísimo.
Victoria me quitó el sostén y comenzó a acariciarme con suavidad los pezones, de vez en cuando los pellizcaba con delicadeza. Comenzó a besarme nuevamente, mientras se meneaba encima de mí.
- Qué caliente me pones – susurró.
Mi sexo palpitaba y pedía a gritos atención. Como si fuera telepatía, Victoria acató la orden. Me desabrochó el pantalón y metió su mano por debajo de mi ropa interior. Yo siempre estaba depilada, odiaba tener vello púbico.
Metió dos dedos en mi boca y se los chupé como buena mamadora que era. Una vez mojados, comenzó a acariciarme el clítoris. Vaya, esa mujer sí que sabía lo que hacía. Comencé a jadear. Victoria me miraba fijamente, con deseo y con lujuria mientras jugueteaba con mi clítoris. Yo sólo jadeaba y mordía mis labios.
- ...
... Sácame, sácame toda la ropa – imploré. La voz salió de mi boca sin pensarlo.
Victoria sonrió, se bajó de mí y me quitó lentamente el pantalón y mi ropa interior. Estaba completamente desnuda y entregada a aquella mujer, a la madre del prescolar, a la mujer que había visto decenas de veces en la puerta de la escuela.
Me quedé desnuda sentada en el sillón. Ella todavía llevaba brasier y pantalón. Me acerqué lentamente y comencé a besarle el vientre, por debajo del piercing, a veces jugueteaba con mi lengua con su arito en el ombligo. Aspiraba su aroma, su perfume, apoyaba mi mejilla en su vientre sin poder creer lo que estaba sucediendo. Me paré y la besé, tomándola por la cabeza. Lentamente, mis manos fueron bajando y le desabroché el brasier. Victoria suspiraba.
Comencé a bajar nuevamente, y fuera de mí misma, comencé a chupar y besar sus senos y pezones. Eran turgentes, duros, como si nunca hubiera amamantado. Mientras besaba y jugueteaba con mi lengua en uno de sus pezones, con la mano acariciaba el otro. Luego intercambiaba. Victoria gemía.
- No sabía que sabías dar placer a una mujer – dijo.
- No lo sé, eres la primera- admití sonriendo.
Después de dedicarle mucho tiempo a sus pezones (ella, a su vez, acariciaba los míos), me volví a sentar en el sillón, para besar nuevamente su vientre mientras ella estaba parada frente a mí. Desabroché su pantalón y de un tirón se los bajé, con la ropa interior incluida. Frente a mí apareció su sexo, con unos pelitos bien ...