Lujuria en Hogwarts. 09: Sexo en la Madriguera - Relatos Eróticos

Lujuria en Hogwarts. 09: Sexo en la Madriguera

... Ron contra sus nalgas era tan enérgico que el cuerpo de Potter rebotaba delante suya con tanta fuerza que parecía que, en lugar de ser él quien le metía la verga, era su ojete el que se lo tragaba. Ron la sacó un momento para observar el enrojecido ano de su amigo, el cual estaba tan abierto que parecía un coño, un peludo coño. Ron no tardó en meterla de nuevo y, por sorpresa, tocó el punto dulce del moreno, haciéndole chillar de placer.

—¡Aaahh! ¡Ahí ahí! Oh, dios... —Esas fueron las primeras palabras que Harry había pronunciado desde que empezó el polvo, y lo había hecho por la desesperación de recibir más pollazos en aquel específico punto.

Al pelirrojo le puso muy cachondo la manera en la que Potter le suplicaba por más, a si que comenzó a embestirlo con fuerza en su punto dulce. Los gemidos y jadeos se mezclaban entre sí; ambos estaban extasiados, demasiado calientes para pensar en nada, siendo capaces sólo de concentrarse en aquel maravilloso polvo. Pero Ron ya estaba agotado, sentía que no podía aguantar más sin preñar aquel culazo que se estaba follando. Era primerizo y, si bien había aguantado genial, todo tenía un límite.

Aunque Harry se le adelantó. Agarró su propio rabo y comenzó a masturbarse. Tenía los ojos en blanco del placer, su amante no dejaba de golpearle el punto G, dándole un placer indescriptible. En una potente estocada, Harry chilló mientras notaba como su cuerpo tenía un poderoso orgasmo, manchando de semen las sábanas de la ...

... cama.

—¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡O-ohh...!

Ron tomó desprevenido a Harry, lo jaló del cabello con fuerza y se corrió a montones en aquel culazo, que ya había sido usado anteriormente en dos ocasiones, aunque él desconocía ese dato.

—¡Oohhh! ¡J-joder...!

Después de alcanzar el clímax, Ron se dejó caer sobre la espalda de Harry, notando como sus sudores se mezclaban, al igual que sus respiraciones. Tras recuperar un poco de energía, el pelirrojo sacó su miembro del interior de Harry una vez estando flácida. Observó orgulloso como salían chorros de lefa del culo del moreno, los cuales resbalaron por sus piernas hasta caer también en las sábanas, que fueron limpiadas minutos después con otro hechizo. Luego, tanto Harry como Ron se dejaron caer en el colchón, sudados y aturdidos. No se creían lo que acababa de pasar y procesarlo algo así era muy complejo; piénsenlo, no todos los días follas con tu mejor amigo de toda la vida.

—... ¿Te ha gustado? —Preguntó Ron sin mirarlo a la cara.

—... Sí.

—A mi también.

—No dejaremos de hacerlo, ¿Verdad? —Esta vez fue Harry quien preguntó, preocupado de que Ron estuviese arrepentido, de que a partir de ahora todo cambiara.

Y, efectivamente, todo había cambiado, pero a mejor.

—Yo no quiero dejar de hacerlo, ¿Y tú?

—Tampoco. —Confirmó Harry.

Esta vez, Ron se giró hacia su mejor amigo. Las miradas de ambos muchachos se cruzaron entre sí; eran conscientes de que aún había algo que aclarar y que era mejor ser sinceros. Ellos se querían ...