La Jaguar vs Shadow Angel - Relatos Eróticos

La Jaguar vs Shadow Angel

... baldaquín… Con quince plantas de altura, sus húespedes tan sólo podían acceder a 14 de ellas. La planta número 13 no figuraba en el listado de botones del ascensor, ni en los planos de evacuación de incendios. Ni siquiera había acceso a dicha planta por las dos escaleras interiores del hotel. Desde fuera, se contaban exactamente 15 plantas, pero por dentro el “City Castle” tan sólo tenía 14.

Shadow Angel abrió los ojos con un ligero mareo, sacudió la cabeza, acostumbrándose a la penumbra de la sala en la que estaba. Le dolían brazos, hombros y piernas pero al moverlos tan sólo escuchó un tintineo metálico. La heroína tardó unos segundos en asimilar que estaba engrilletada a una especie de cruz en forma de “X” con brazos y piernas extendidos. Sus pies apenas tocaban el suelo y, por lo que descubrió al bajar la mirada, estaba completamente desnuda. Ni siquiera llevaba puesta la máscara. En un rincón había un bulto de ropa oscura que ella intuyó que se trataba de los restos de su uniforme. Un rápido vistazo alrededor de la habitación le bastó para alarmarse. Era un cuarto oscuro de grises paredes de cemento, no había ventana alguna y la única iluminación provenía de un cuadrado de cristal en la única puerta. La estancia haría unos treinta metros cuadrados, las paredes estaban llenas de cadenas, grilletes de cuero y otro tipo de sujeciones. En un rincón había un expositor con látigos de cuero, fustas, mordazas de bola, y otros instrumentos cuya utilidad la ninja no quiso ni ...

... imaginarse. Al lado del expositor, en una pequeña mesa, la chica vio su espada y su cinturón, y a su lado la máscara que le había arrancado a la Jaguar. Su única compañía se encontraba un par de metros frente a ella. En una regia mesa de madera negra, encadenada por las cuatro patas y con una gruesa cadena alrededor de su cuello, gruñía un jaguar, con todo su cuerpo en tensión, intentando en vano liberarse.

Cuando la puerta se abrió, Amy vio entrar a una mujer vestida con una minifalda rosa chillón, un top y unas botas a juego, su largo cabello rubio le caía por la espalda y tenía unos preciosos ojos azules. De hecho, pensó la japonesa, toda la belleza de la chica destilaba un aire artificial. Como esas bonitas modelos creadas por la IA. Sus pechos parecían demasiado sensuales para ser reales, al igual que su culito respingón. Parecía más bien una muñeca de silicona que una persona real. De hecho, la única nota discordante en la recién llegada estaba en su rostro, detrás de esos bonitos ojos azules, esa nariz respingona y esos labios carnosos, la japonesa creyó intuir unos rasgos masculinos. Aunque enseguida desechó esa estúpida idea. “Tu aquí encadenada, y en lo único que piensas es en la silueta de esa barbie” se reprochó mentalmente. La chica llevaba entre los brazos una bandeja metálica con dos vasos de agua. Se acercó al jaguar y le tendió uno de los vasos. Con un rugido, la bestia asustó a la chica, que retrocedió volcando el vaso. Cuando se acercó a Amy con el otro ...